El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se encamina a una eventual reelección este domingo frente a una dividida oposición de derecha, en unos comicios que se desarrollan en calma pese a denuncias de ilegalidades y anomalías.
Las elecciones presidenciales y legislativas, a las que están convocados unos 3,4 millones de nicaragüenses, iniciaron a las 7 am locales, con una nutrida afluencia de votantes y en ambiente de normalidad, aunque con incidentes aislados. Largas filas de electores se formaron desde la madrugada en muchos de los más de 4.200 centros electorales, con 12.960 mesas de votación, que cerrarán a las 6 pm locales.
Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FLSN), figura con 48% de intención de voto, 18 puntos por encima del empresario radial Fabio Gadea, del Partido Liberal Independiente (PLI), y muy lejos del ex presidente Arnoldo Alemán, del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), con 11%, según la última encuesta de Cid Gallup.
El mandatario, un ex guerrillero que gobernó en la década de los 80 luego de que la revolución sandinista derrocara a una cruenta dictadura, volvió al poder en 2007, y logró cómodamente un nuevo mandato de cinco años, pues la ley exige un 40% de los votos o sumar un mínimo de 35% con cinco puntos de ventaja sobre su inmediato seguidor.
La postulación de Ortega, que cumple 66 años el viernes, levantó controversia tras ser habilitada por un fallo de la Corte Suprema de Justicia, con mayoría de jueces sandinistas, pese a que la reelección consecutiva está prohibida por la Constitución.
Un triunfo del presidente genera resquemor entre sus críticos, que temen se perpetúe en el poder con reformas legales como las que pactó con Alemán, para compartir el control de los poderes del Estado.
Gadea, de 79 años, promete "honestidad" y "recuperar la institucionalidad"; Alemán, de 65 años, crear un millón de empleos. La fragmentada oposición aspira a aumentar su peso en el Parlamento, de 90 diputados.
Al mando del segundo país más pobre de América, Ortega, aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, tiene respaldo de sectores humildes que se beneficiaron con planes de asistencia financiados con la cooperación de Caracas, de 500 millones de dólares anuales.
En Nicaragua, cuya historia está marcada por intervenciones estadounidenses, guerras y dictaduras, las principales preocupaciones son la pobreza que agobia al 45% de los 5,8 millones de habitantes, y el subempleo (53%).
"Daniel está cambiando las cosas 'al suave', ayudando al pobre. Aprendió la lección: con el pueblo no se juega. No queremos volver al pasado de guerra", dijo a AFP el taxista Manuel Ruíz.
A diferencia de su gobierno de los 80, marcado por la guerra de los "contras" armados por Estados Unidos, el desabastecimiento y la hiperinflación, Ortega estabilizó la economía (creció 4,5% en 2010), tuvo buena relación con los organismos financieros y Washington, y dejó negociar a los empresarios.
Pero José Parrales, vendedor de helados de 53 años, dice que votó por Gadea porque "se necesita un nuevo gobierno que traiga trabajo para no vivir en la miseria".
Las elecciones son observadas por 200 delegados de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, y custodiadas por unos 20.000 policías, incluidos antimotines, y soldados.
"Va bien. Yo he visto que las cosas están normalmente. Lo que veo es que hay mucha gente votando", dijo el argentino Dante Caputo, jefe de la misión de la OEA.
Según reportes, abrieron con retraso mesas de votación de Sébaco, en Matagalpa (norte), donde el sábado choques entre seguidores de Ortega y opositores dejaron 17 heridos.
En los últimos días, cientos protestaron porque no obtuvieron sus carnés para votar, en unos 20 municipios del país. "Son hechos aislados, no pusieron en riesgo el proceso. Estas elecciones son las más tranquilas", dijo el jefe del Ejército, general Julio César Avilés.
El arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, exhortó a vivir los comicios como "una fiesta cívica" y a que "ninguna violencia los empañe".
El presidente del CSE, Roberto Rivas, acusó a la oposición de "promover el desorden" en algunas zonas, pero dijo que la votación se desarrollaba con "total normalidad".
El CSE tiene magistrados en su mayoría afines al FSLN, lo que hace temer a los opositores "fraudes" como los que denunciaron en las municipales de 2008, ganadas por el FSLN.
Cort. TalCualDigital
Las elecciones presidenciales y legislativas, a las que están convocados unos 3,4 millones de nicaragüenses, iniciaron a las 7 am locales, con una nutrida afluencia de votantes y en ambiente de normalidad, aunque con incidentes aislados. Largas filas de electores se formaron desde la madrugada en muchos de los más de 4.200 centros electorales, con 12.960 mesas de votación, que cerrarán a las 6 pm locales.
Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FLSN), figura con 48% de intención de voto, 18 puntos por encima del empresario radial Fabio Gadea, del Partido Liberal Independiente (PLI), y muy lejos del ex presidente Arnoldo Alemán, del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), con 11%, según la última encuesta de Cid Gallup.
El mandatario, un ex guerrillero que gobernó en la década de los 80 luego de que la revolución sandinista derrocara a una cruenta dictadura, volvió al poder en 2007, y logró cómodamente un nuevo mandato de cinco años, pues la ley exige un 40% de los votos o sumar un mínimo de 35% con cinco puntos de ventaja sobre su inmediato seguidor.
La postulación de Ortega, que cumple 66 años el viernes, levantó controversia tras ser habilitada por un fallo de la Corte Suprema de Justicia, con mayoría de jueces sandinistas, pese a que la reelección consecutiva está prohibida por la Constitución.
Un triunfo del presidente genera resquemor entre sus críticos, que temen se perpetúe en el poder con reformas legales como las que pactó con Alemán, para compartir el control de los poderes del Estado.
Gadea, de 79 años, promete "honestidad" y "recuperar la institucionalidad"; Alemán, de 65 años, crear un millón de empleos. La fragmentada oposición aspira a aumentar su peso en el Parlamento, de 90 diputados.
Al mando del segundo país más pobre de América, Ortega, aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, tiene respaldo de sectores humildes que se beneficiaron con planes de asistencia financiados con la cooperación de Caracas, de 500 millones de dólares anuales.
En Nicaragua, cuya historia está marcada por intervenciones estadounidenses, guerras y dictaduras, las principales preocupaciones son la pobreza que agobia al 45% de los 5,8 millones de habitantes, y el subempleo (53%).
"Daniel está cambiando las cosas 'al suave', ayudando al pobre. Aprendió la lección: con el pueblo no se juega. No queremos volver al pasado de guerra", dijo a AFP el taxista Manuel Ruíz.
A diferencia de su gobierno de los 80, marcado por la guerra de los "contras" armados por Estados Unidos, el desabastecimiento y la hiperinflación, Ortega estabilizó la economía (creció 4,5% en 2010), tuvo buena relación con los organismos financieros y Washington, y dejó negociar a los empresarios.
Pero José Parrales, vendedor de helados de 53 años, dice que votó por Gadea porque "se necesita un nuevo gobierno que traiga trabajo para no vivir en la miseria".
Las elecciones son observadas por 200 delegados de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, y custodiadas por unos 20.000 policías, incluidos antimotines, y soldados.
"Va bien. Yo he visto que las cosas están normalmente. Lo que veo es que hay mucha gente votando", dijo el argentino Dante Caputo, jefe de la misión de la OEA.
Según reportes, abrieron con retraso mesas de votación de Sébaco, en Matagalpa (norte), donde el sábado choques entre seguidores de Ortega y opositores dejaron 17 heridos.
En los últimos días, cientos protestaron porque no obtuvieron sus carnés para votar, en unos 20 municipios del país. "Son hechos aislados, no pusieron en riesgo el proceso. Estas elecciones son las más tranquilas", dijo el jefe del Ejército, general Julio César Avilés.
El arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, exhortó a vivir los comicios como "una fiesta cívica" y a que "ninguna violencia los empañe".
El presidente del CSE, Roberto Rivas, acusó a la oposición de "promover el desorden" en algunas zonas, pero dijo que la votación se desarrollaba con "total normalidad".
El CSE tiene magistrados en su mayoría afines al FSLN, lo que hace temer a los opositores "fraudes" como los que denunciaron en las municipales de 2008, ganadas por el FSLN.
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