Para la historia quedó aquel despropósito televisivo del comediante presidente insultando a George Bush llamándolo borracho, asesino, genocida, burro y más, con traducción al inglés precario, que a la postre parece haber inspirado las cuñas de cierta empresa de enseñanza del idioma. Luego llegó Obama y Chacumbele tuvo que comenzar a hablar bajito: ahora había un negro en la Casa Blanca, que hablaba de pobreza, que era la esperanza de los excluidos. Entonces ya el enemigo del rojo no era el presidente gringo sino "el Imperio", así en genérico, mientras a Barack le regalaba libros, le hacía chistes y lograba un apretón de manos evidentemente buscado para sacarse la foto. Esteban también se montó en la Obamamanía. Ahora llega la campaña electoral y vuelve el ataque y los epítetos: "farsante, eres una vergüenza", le dijo. El Caporal debe seguir despechado de que el negro viaja a Latinoamérica, pero sólo se pasea por Colombia, Brasil y Argentina, ya saben, los países fuertes e influyentes de verdad. Dirá Obama, "yo me reúno con los dueños del circo, no con los payasos".
Cort. TalCualDigital
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