Venezuela lleva casi una década de control cambiario; es hasta ahora, el mayor tiempo que en nuestra historia ha durado un control de cambios. La variable que ha dominado todos los escenarios de desempeño económico ha sido la cotización del barril petrolero
EDINSON MARTÍNEZ/TalCualDigital
Varios son los aspectos que en materia económica enfrentará el nuevo periodo de gobierno de Hugo Chávez.Comencemos por pasearnos por el tema de la inflación, dolor de cabeza gubernamental desde casi todo el extendido mandato chavista.
Venezuela continúa exhibiendo hasta el momento la más alta del continente, no obstante la mengua que en recientes meses ha experimentado según cifras oficiales, sobre las cuales, una reserva de juicio tiene absoluta pertinencia, paradójicamente cuando el gasto público ha manifestado su mayor crecimiento.
Llama particularmente la atención el mes de octubre pasado, cuando el índice de escasez se ubicó sobre el 16% el más alto en 53 meses y también contra el sentido común... la inflación disminuye...
Por otra parte, el aspecto del crecimiento económico de modo sostenido y diversificado que nos haga salir del atraso y de la crónica dependencia de la exportación petrolera como fuente casi única de divisas y sostén económico de la nación. Esto configura una de los mayores fracasos de la gestión presente.
El petróleo en lugar de haber transformado nuestro aparato productivo por vía de sus ingentes recursos reclamo perenne en nuestra historia económica ha terminado repitiendo el mismo ciclo dependiente y de vulnerabilidad de las décadas precedentes.
Y, finalmente, el tema de la política cambiaria. Venezuela lleva casi una década de control cambiario; es hasta ahora, el mayor tiempo que en nuestra historia ha durado un control de cambios.
También es, probablemente, el único caso en que dicha medida antes que por razones meramente económicas, su permanencia por tan largo periodo, es una consecuencia de la visión política de quienes gobiernan. Ha sido, en efecto, una política de Estado y no una contingencia, cuya pretensión es sostenerla indefinidamente en el tiempo.
Estos tres aspectos motivarán decisiones en el corto y mediano plazo siempre y cuando el escenario económico mundial se modifique sustancialmente.
Hasta el presente la variable que ha dominado todos los escenarios de desempeño económico ha sido la cotización del barril petrolero, tendencia de precios elevados que han permitido el dispendioso gasto público y la discrecionalidad presidencial en su aplicación.
Que, además, permiten solapar con mucha facilidad los niveles de eficacia de la gestión pública, dado que su impacto hace lucir los indicadores económicos nacionales y los financieros de la propia PDVSA, como altamente positivos. Si el mundo sigue moviéndose en esa dirección, cosa que parece cierta, el gobierno nacional en su nuevo sexenio mantendrá similares pivotes económicos a los que se ha aferrado en todos estos años.
Amanecerá y veremos.
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