Por: VenEconomía
El gobierno impuesto de Nicolás Maduro se está caracterizando por la improvisación para manejar los asuntos de Estado.
Maduro no atina qué hacer con la papa caliente que le dejó su comandante supremo en cuanto a la severa caída de la capacidad productiva del país y la dependencia excesiva en las importaciones para abastecer más del 80% de las necesidades alimenticias, farmacológicas, de insumos y repuestos de todo tipo de maquinarias y equipos que demandan los venezolanos.
Luego de casi siete meses de dar vueltas y vueltas a la realidad económica de Venezuela, de negar y volver a negar que existe una crisis económica en plena efervescencia y de culpar a los “parásitos amarillos” de la oposición, de la crisis que ya no puede tapar, a Fedecámaras, Conindustria, Consecomercio y al Imperio, ahora ante las elecciones municipales que se presume serán plebiscitarias y de las festividades navideñas está aplicando una serie de acciones para ponerle curitas a la escasez y al desabastecimiento.
Entre otras, aplica un “plan especial” de importación de alimentos basado en convenios con Argentina, Colombia y Uruguay que contemplan que parte de los pagos se cancelará con bonos. Según Gaceta Oficial del 20 de septiembre, en un lapso de 10 meses se traerán al país unas 3,6 toneladas de diversos productos y alimentos, con una inversión estimada de unos $4.650 millones para atender el desabastecimiento.
Dentro de ese plan especial también se creó un fondo rotatorio con $700 millones provenientes del Fonden, “para seguir atendiendo todos los requerimientos de alimentación", según informó Rafael Ramírez, ahora dentro de sus nuevas funciones como vicepresidente del Área Económica.
Además de que informó que se agilizaría la entrega de divisas oficiales a sectores clave para paliar el desabastecimiento, ese del que ha prohibido hablar y el que inserta dentro de la “guerra económica” sobre la que le ha dado por elucubrar.
Así resulta, mientras acosa, controla, restringe las divisas y penaliza a los importadores privados, ahora decide para acelerar las compras externas del gobierno exonerarlas de los certificados de no producción nacional, por lo menos hasta fines de 2013, y suspender las solvencias de dichos certificados para alimentos, productos de higiene personal y fármacos.
Además el gobierno está ahora entregando las divisas por cadena productiva, priorizando, tanto a través de Cadivi y el reactivado SICAD las empresas del sector alimenticio, salud, metalmecánica, papelería repuestos y ahora juguetero.
Aparte de esto, después de haber propiciado los cuellos de botella en las aduanas nacionales, todas ellas manejadas de forma nada transparente ni eficiente por Bolivariana de Puertos, un emporio mixto venezolano–cubano, ahora decidió agilizar los trámites de nacionalización y descarga de los buques. Una decisión tardía que llega después de las innumerables denuncias por la gran cantidad de buques cargados que esperan muelle por largo tiempo en los principales puertos del país.
La opinión única teme que con el volumen apresurado de importaciones se repita la trama de Pudreval. Más aún si se llega a concretar la propuesta del Partido Comunista de monopolizar las importaciones.
Se presume que el remedio será peor que la enfermedad.
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