Este 21 de octubre de 2013 Venezuela registra una gran pérdida con el fallecimiento de Oscar Yánez,uno de los periodistas y escritores más agudos del país. Fue pionero del periodismo televisivo y chispeante en sus entrevistas frente a las cámaras.
Yánez dirigió el equipo que Venevisión envió en 1966 a Vietnam como corresponsal de guerra, un trabajo que arrojó seis reportajes que fueron distribuidos por toda América Latina: «La Guerra en el Mar», «La Guerra en el Aire», «La Guerra en la Selva», «El Vietcong», «La Religión" y «La Mujer Vietnamita»”. Yánez entre otros merecidos galardones, recibió en tres oportunidades el Premio Nacional de Periodismo.
Con su análisis de hilar fino y de irónico humor Yánez logró ponerle los puntos sobre las íes a políticos de todas las toldas partidistas, a quienes sentó en su programa La Silla Caliente. Por allí pasaron en tiempos cuando todavía en Venezuela no se cercenaba la libertad de opinión, Eduardo Fernández, Claudio Fermín, Miguelito Rodríguez, Henrique Salas Römer, Carlos Andrés Pérez, Irene Saez, e incluso Hugo Chávez.
A todos los confrontó por igual en los temas más álgidos que afectaban a cada uno de ellos, como es el caso de Carlos Andrés Pérez a quien increpó sobre la corrupción en tiempos cuando CAP pagaba casa por cárcel.
A Chávez, por ejemplo, también lo confrontó cuando éste andaba enamorando con pajaritos preñados a la población. Le ripostó sobre su violación a su juramento de defender a la Patria, al alzarse el 4 de febrero de 1992 contra un gobierno constitucionalmente electo para intentar un golpe militar.
También lo confrontó sobre el tema de la Asamblea Constituyente.
Revisando ese programa en los archivos de Youtube destaca la claridad de Yánez para decirle en la cara a Chávez que mentía a la población sobre la legitimidad y constitucionalidad del llamado a esa Constituyente, la cual era a su entender superdictatorial.
Recordó que Venezuela había tenido 26 constituyentes y ninguna había arreglado nada, y que de especial ingrato recuerdo habían sido las dos últimas: La del 48, convocada por Acción Democrática después de tumbar a Isaías Medina, para legalizar el nuevo régimen y la del 52 convocada por Marcos Pérez Jiménez para legalizar su dictadura.
Le puntualizó que la Constitución de 1961, vigente a esa fecha, no contemplaba la convocatoria de una Constituyente. Y diciéndole que “tigre no come tigre”, rechazó la manipulación que Chávez hacía de la Constitución Nacional. Le indicó que estaba más perdido que el hijo de Lindbergh, pues ni el artículo 4 de la Constitución autorizaba a llamar a una Asamblea Constituyente ni el 181 autorizaba a modificar la Constitución.
Aunque como ha demostrado la historia, Chávez no estaba perdido como le dijo Yánez, el entonces aspirante a la Presidencia sí ocultaba bajo la manga lo que en esa silla caliente adelantó con total sagacidad el talentoso periodista: “Con la Constituyente se puede hacer todo… desde cambiar el nombre de la República, hasta extender indefinidamente el mandato presidencial…”
Lamentablemente, el pueblo le dio el poder a Hugo Chávez en diciembre de 1998, y en el 1999 el 72% le aprobó su Constituyente, con la cual Venezuela pasó a llamarse República Bolivariana, se transformó el Parlamento en unicameral, se extendió el período presidencial a seis años y se autorizó la reelección inmediata….Se cambió el huso horario, agregó una estrella a la bandera y el caballo del Escudo Nacional se viró a la izquierda…, el Bolívar, moneda nacional pasó a ser el Bolívar Fuerte que cada vez pierde más valor.
Como diría Yánez Así son las cosas...
Video La Silla Caliente
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