A juzgar por el debut del jueves, Maduro está botando por la ventana su gran oportunidad...
MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
Que Maduro y medios públicos insultasen a la oposición el mismo día de la reunión entre Gobierno y la MUD para iniciar el "diálogo" con la mediación de Unasur y el Nuncio Apostólico, (Maduro aseguró que paramilitares colombianos y narcotraficantes capturados en las barricadas, asesoran y financian a quienes protestan); y que la Fiscal declarara que el partido de Leopoldo López, "Voluntad Popular es un grupo criminal", avalando así la solicitud de los tupamaros que están pidiendo su disolución, comprueba el dicho popular de que "quien nace barrigón, ni que lo fajen chiquito".
Durante 5 horas y 46 minutos los venezolanos estuvimos pendientes del desarrollo del evento marcado por la violencia verbal, pocas veces contenida, de la mayoría de los integrantes del Gobierno. Maduro, quien debía intervenir en condiciones de igualdad con los participantes de la MUD, tomó para sí la conducción del "debate", labor que correspondía a uno de los mediadores. Intervino en 5 oportunidades, de las cuales la tercera duró 39 minutos y la última 40, mientras que representantes de la MUD solo dispusieron de 10 minutos cada uno. El vice Arreaza cometió los mismos abusos de Maduro, así que el tiempo oficial fue 9 veces mayor. La asistencia como representante del régimen del tupamaro mayor, José Pinto, (sus miembros son el brazo armado del gobernador de Mérida para arremeter contra las protestas estudiantiles y "allanar" y hasta saquear viviendas) y que mientras ocurría el "diálogo", la GN y los violentos rojos estaban con tanquetas y lacrimógenas reprimiendo a estudiantes en Chacao, Valencia y Bolívar, prueba que el Gobierno no tiene propósito de enmienda.
Maduro quiere borrar la convicción de la comunidad internacional de que la violencia no es de los estudiantes, sino de su régimen. Por eso Eekhout, Cabello y Jaua insistían en culpar a los estudiantes del incendio de un colegio con niños adentro, o de quemar universidades, cuando está comprobado que los encapuchados rojos se infiltran en las marchas pacíficas para cometer atrocidades, de las que luego acusan a los estudiantes. Lo aprendieron de Hitler (culpando a los judíos) y hasta de Nerón (acusando a los cristianos de la quema de Roma). El incendio de la Unefa se habría hecho con complicidad oficial, dada la vigilancia extrema de sus instalaciones. Cientos de videos sobre muertes, heridos o asaltados por la GN o los escuadrones rojos circulan en las redes y sin embargo Maduro los atribuye aviesamente a la "derecha fascista". En las excelentes intervenciones de la MUD les faltó desmentir que la violencia y las muertes no son por culpa de la acción de quienes protestan. A Maduro lo conmueve que hayan caceroleado a sus dos "estrellas", pero ni una palabra sobre las muertes atroces de tantos estudiantes inocentes, asesinados por los escuadrones oficiales.
La MUD demostró que la ruina del país expuesta en estadísticas oficiales y de organismos internacionales desmienten al enterrador de Pdvsa, sobre que el modelo económico oficial ha sido profundamente exitoso. Las cifras y observaciones de Barboza, Enríquez, Velásquez, Borges, Ramos, Falcón y otros, evidenciaron la catástrofe nacional. Valientemente Capriles recordó a los cancilleres de Unasur su omisión, al no exigir la auditoría prometida, que habría probado el posible fraude electoral. Que hayamos podido ver este jueves en cadena nacional a 11 opositores censurados por la hegemonía mediática durante 15 años. ¡¡No tiene precio!!
Maduro debería ser el más interesado en que el "diálogo" no sea un simulacro para ganar tiempo, porque la violencia, escasez, inflación, corrupción e ineficacia oficiales, están minando mortalmente a su gobierno. Datos registra apenas un 25% de apoyo a Maduro y más del 65% lo hacen culpable de la ruina económica, escasez, inflación y violencia. El jueves los venezolanos de uno y otro signo, palparon los deseos de que el país tome el rumbo del progreso y de la paz: sin represión, sin presos políticos y con los alcaldes y parlamentarios elegidos por el pueblo al frente de sus alcaldías y curules; con seguridad en las calles; mercados y farmacias abastecidos, hospitales que funcionen; grupos paramilitares desarmados y una Comisión de la verdad objetiva y neutral y no roja como ahora.
"Este proceso se salva -dijo Ramos Allup- si el jefe del Estado resuelve. Si no resuelve, murió al nacer". Y a juzgar por el debut del jueves, Maduro está botando por la ventana su gran oportunidad de tener un salvavidas que neutralice su caída y el descontento masivo sobre su gobierno. De la amnistía Maduro dice que es "tiempo de justicia, no de perdón". Mucho nos tememos que para él y sus radicales, seguirán siendo tiempos de venganza. Dios ciega al que no quiere ver.
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