La errática gestión de Nicolás Maduro al frente de la presidencia de la República no solo está llevando al país a una anarquía y a la quiebra económica, sino que podría acarrear el agravamiento de la salud mental de no pocos venezolanos.
En mayo de 2013, el presidente Maduro reaccionó en contra de la aplicación del chip en el estado Zulia para controlar la compra de gasolina, y calificó entonces tal medida como "una locura" que su gobierno "no podía avalar".
Un año después, el mismo mandatario ordena la aplicación de un sistema similar: el sitema biométrico o de captahuellas para controlar la compra de productos alimenticios en los supermercados y, según sus palabras, acabar con el acaparamiento, la escasez y el contrabando de extracción. O algo está mal en la gestión del actual presidente o alguien se está metiendo un billete con esta novedosa cartilla a la cubana, pero automatizada.
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