Ante una reforma económica que no ha dado frutos y sin posibilidad de evaluar la gestión gubernamental en referendo, muchos cubanos manifiestan su frustración no en las urnas, sino abandonando el país.
Los cubanos continúan “votando con los pies” y durante este año fiscal y hasta el 10 de septiembre, 16,933 entraron sin visa a Estados Unidos, 4,642 más que el año pasado, según cifras obtenidas por el Nuevo Herald de agencias oficiales estadounidenses.
Solo en el 2013, arribaron más de 12,000 de manera irregular, mientras otros 34,615 entraron a los aeropuertos con visas de no inmigrante, según datos del Anuario Estadístico (2013) del Departamento de Seguridad Interna.
Los cubanos constituyen el grupo más grande de refugiados que obtiene ayuda de las diversas agencias y programas para inmigrantes en la Florida. Según datos del Departamento de Niños y Familia, 26,879 cubanos recibieron servicios de este tipo en el pasado año fiscal.
Y el dato más elocuente: un total de 101,491 cubanos obtuvieron residencia permanente en Estados Unidos entre los años fiscales 2011 y 2013, según el Anuario.
Pero aunque en los años más recientes es notable este incremento en la llegada de cubanos por todas las vías, entre el 2009 y el 2011, la emigración a través de la frontera o por vía marítima se contrajo.
Los cambios en la política interna cubana y sobre todo, el proceso de reformas iniciado por Castro puede ser factores que ayuden a explicar este patrón, aunque como varios académicos consultados advierten, es difícil establecer una correlación directa entre los cambios en las políticas cubanas y las tendencias migratorias en períodos específicos, pues puede haber muchos factores involucrados en tales variaciones.
Por ejemplo cambios en los países receptores, como recesiones agudas o cambios en las políticas migratorias, pueden desplazar la emigración de cubanos hacia otros territorios. La nueva ley migratoria cubana en vigencia desde inicios del 2013 facilitó también el aumento de la salida de personas hacia el exterior.
No obstante, distintas olas migratorias de cubanos en los últimos 50 años han estado más o menos relacionadas con crisis económicas internas y el aumento del descontento popular.
Tras la designación oficial de Raúl Castro al frente del gobierno y el inicio de un proceso de reformas al que llamó “actualización del modelo económico cubano”, el flujo irregular de cubanos hacia Estados Unidos disminuyó, en un clima de relativo optimismo por las nuevas posibilidades que se abrieron a los negocios privados y a los campesinos que quisieran rentar tierras en usufructo.
En el 2008, el año en que comienza el mandato oficial de Raúl Castro, tras ser designado como sustituto por su enfermo hermano Fidel en el 2006, todavía el éxodo fue notable, con casi 13,000 cubanos que llegaron sin visa a Estados Unidos. Ese año, la situación económica fue particularmente difícil en la isla. Según el economista cubano Omar Everleny, el déficit fiscal alcanzó los 4,000 millones de pesos.
Pero en los tres años sucesivos, en que una parte de la población abrió pequeños negocios, obtuvo licencias para ejercer una lista de casi 200 oficios, contrató celulares por primera vez, compró libremente computadoras y aires acondicionados en las tiendas en divisas y logró hospedarse en hoteles hasta ese momento vedados para los nacionales, la emigración irregular disminuyó a menos de la mitad.
Tras ese período de optimismo, la confianza en los resultados de las reformas, a las que muchos en el país critican por lentas e insuficientes, ha decaído. Supuestamente, el cronograma inicial contemplaba la implementación de los “Lineamientos de la Política Social y Económica de Cuba”, el documento rector de las transformaciones, para el 2015. Pero los recientes datos económicos son desalentadores.
En junio de este año, trascendió en la prensa nacional que un millón de hectáreas continúan sin cultivarse; al mes siguiente, se anunció que la capacidad adquisitiva del salario medio (unos $20) no iba a aumentar y que el PIB solo había crecido un 0.6 por ciento en el primer semestre. Según los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, las inversiones también cayeron un 1.8 por ciento en ese período.
Según apuntó el economista Carmelo Mesa Lago a el Nuevo Herald, el proceso de reforma “no está estancado pues constantemente se están dictando nuevas medidas, pero no es suficientemente rápido ni profundo”.
“Las cifras económicas no indican que está teniendo éxito”, añadió.
En general, “en vistas de que no se acaba de resolver el llamado Periodo Especial y sigue habiendo una gran escasez de artículos y de opciones de vida, la gente sigue mirando la emigración como una opción”, opinó Jorge Duany, experto en temas migratorios y director del Instituto de Estudios Cubanos.
Duany añade que las 20,000 visas acordadas entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos son insuficientes para satisfacer el potencial migratorio de la isla y muchas personas que no reciben visa buscar otras vías para abandonar el país.
“Hay que recordar que ni el nivel de vida ni los salarios se han recuperado a los niveles del año 1989. Tampoco se ve una perspectiva de un cambio cercano hacia una transición democrática”, destacó.
El Nuevo Herald
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