Por: VenEconomía
Este jueves, Nicolás Maduro y su combo celebraban con bombos y platillos el ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como si fuera un gran triunfo, ¡que no lo es!
Celebraban como si no tuvieran el rancho ardiendo con el cúmulo de problemas económicos y sociales que se han gestado en estos 15 años.
La euforia de los bolivarianos se manifestó por la red social twitter, en cuya cuenta @NicolasMaduro escribió al instante de conocer los resultados “Victoria de la Patria en la ONU, doy las Gracias en nombre de nuestro Pueblo a los 181 países que nos apoyaron para el Consejo de Seguridad”. A lo que le siguió una cadena nacional para informar el “acontecimiento” y dar el agradecimiento a los países que lo apoyaron.
Sin embargo, VenEconomía considera pertinente aclarar que este hecho – el ingreso al Consejo de Seguridad - no es ningún “gran logro” ni un triunfo del gobierno venezolano, aun cuando es cierto que el Consejo de Seguridad es un órgano de importancia dentro de la ONU ya que entre sus funciones está la de “presentar resoluciones vinculantes, emitir sanciones e incluso autorizar el uso de la fuerza para garantizar la seguridad internacional”.
La entrada en los puestos no-permanentes, como es el caso de Venezuela, es un proceso rutinario y administrativo. Desde la fundación de la ONU en 1945, los miembros no-permanentes son elegidos por períodos de dos años cada uno. Cada una de las regiones principales (Europa, América Latina, etc.) tienen derecho a dos representantes, uno de los cuales se reemplaza cada año.
De hecho Venezuela ha ocupado este puesto en cuatro oportunidades durante los períodos: 1962-1963 / 1977-1978 / 1986-1987 y 1992-1993. Así que por sencilla rotación ya le tocaba de nuevo a Venezuela el ingreso al Consejo de Seguridad.
Además, los puestos no-permanentes aunque tienen derecho a voto, no tienen derecho a veto, como si lo tienen los cinco miembros permanentes del Consejo (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China).
Así que la influencia venezolana en las decisiones finales será bastante limitada, aunque seguramente en cada oportunidad que se le presente, Venezuela actuará como una mosca que ronda la sopa, en contra de toda propuesta realizada por los Estados Unidos.
Por otro lado, el gobierno ha querido mostrar que el triunfo de su gobierno fue contundente, como si fuera algo “inusual” el haber obtenido el puesto con la votación favorable de 181 miembros, de los 192 países que votaron a favor de los cinco representantes no-permanentes para los próximos dos años. Lo cierto es que cada región tiene la potestad de postular al, o a los países, a ocupar el puesto que queda vacante cada año. Y tradicionalmente el resto de las regiones respeta la decisión y vota por el candidato propuesto por cada región. Es decir, no es nada extraño que Venezuela recibiera ese apoyo mayoritario y automático de 181 países, debido a que en esta oportunidad Venezuela no tenía ningún competidor, ya que los países de la región hace mes y medio decidieron postular solo a este país. Aquí sobran las palabras, pues es bien conocida la influencia de la petrochequera en los países de la Latinoamérica y el Caribe.
Lo realmente inusual es que 11 países dejaran de darle su voto a Venezuela.
Apartando las realidades con respecto a la forma cómo se realiza la elección, quienes sufren y conocen la realidad interna de Venezuela, donde lo menos que existe es respeto a los derechos humanos, seguridad, paz, ni acatamiento de las resoluciones de la propia ONU, consideran la elección una aberración.
Aportaría mayor beneficio a los venezolanos que, en vez de fabricar y pregonar “triunfos” donde no los hay, Maduro y su corte informaran por sus redes y por los medios de comunicación cómo van a solventar las crisis económica y de seguridad ciudadana que lleva por la calle de la agonía a todo el país.
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