Cuando un avión cae su caja negra siempre revela si la causa de la caída fue por defectos de diseño de la aeronave, por la falta de mantenimiento, o por errores del piloto.De manera similar, cuando se analiza la crisis actual del sistema financiero venezolano, que ya ha cobrado la intervención de 11 entidades bancarias y más de una docena de casas de bolsa y de corretaje, se puede entender que la misma se debió a errores de los pilotos.Es obvio que la responsabilidad no es de las leyes que regulan el sistema, pues a pesar de que éstas no son las más modernas del mundo, sí son lo suficientemente claras para cumplir su función. Además se observa que, en general, las entidades bancarias del país están bien gerenciadas y solventes.El problema en esta crisis se debe, muy particularmente, a que Sudeban y la Comisión Nacional de Valores, las instituciones que supervisan y regulan al sistema, no cumplieron a cabalidad con sus obligaciones. Y estas omisiones se deben, en buena medida, a que el Presidente de la República y la Asamblea Nacional designaron con criterios políticos a los cargos directivos, obviando experiencia, competencias, capacidad técnica y gerencial. Y, para añadidura, estos funcionarios carecían de autonomía en la toma de decisiones, y tenían que ser obsecuentes con la línea de mando de Miraflores.Con la nueva Ley Orgánica del Sistema Financiero, aprobada en primera discusión en la Asamblea Nacional, la crisis podría agravarse ya que a los defectos del pilotaje de hoy, se le sumarían los defectos de diseño de la nueva legislación que haría al sistema menos eficiente y más caótico.Entre otros errores, la ley en discusión es más centralizadora y discrecional en la toma de decisiones. Además, la propuesta de Ley genera mayor burocracia al crear un nuevo Órgano Superior del Sistema Financiero Nacional (OSFIN), cuyas competencias lo colocan por encima de Sudeban: "El OSFIN regulará, supervisará, controlará y coordinará todas las instituciones que conforman el sistema". Este nuevo órgano rector estaría comandado por el Ministro de Finanzas, el Presidente del Banco Central y tres directores que nombraría a dedo Hugo Chávez.Un error más grave es que la Ley propone que se elimine a los grupos empresariales financieros. Por ejemplo, si se prohíbe que un mismo grupo tenga acciones en compañías de seguro, o en sociedades de corretaje, se atomizaría el sistema y se destruirían las fortalezas, eficiencias y sinergia que aportan estas corporaciones.A estos errores se le agrega la propuesta de ampliar el concepto de gavetas obligatorias, para establecer la cobertura crediticia a los organismos del nuevo poder popular y a las comunas, con los cuales el Sistema Financiero Nacional tendría que crear "vínculos de carácter obligatorio" a través del OSFIN.Este cúmulo de nuevos errores, sumado al opaco manejo supervisorio, pone bajo amenaza la estabilidad y competitividad del sistema financiero, y en riesgo la salud del bolsillo del venezolano.
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