Clavel Rangel Jiménez/El Nacional
El cierre de la cadena nacional del presidente Hugo Chávez en Ciudad Guayana dejó un sinsabor en los dirigentes sindicales de la industria del aluminio, hierro y acero. Los trabajadores militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) no se congraciaron de inmediato con las medidas anunciadas por el primer mandatario. En CVG Alcasa, por ejemplo un sector del Frente Socialista de Trabajadores, manifestó compromiso con las premisas del presidente Chávez, pero les genera recelo las grandes deudas que tiene el Gobierno con los empleados.
Sólo en Ferrominera Orinoco (FMO) el Gobierno debe 6,6 millardos de bolívares.
Los pasivos laborales, el principal reclamo en la industria del aluminio, tendrá que ser discutido una vez más con el ministro de Industrias Básicas y Minería (Mibam), José Khan, el mismo que hace una semana les dijo que "no hay recursos" para cancelarlos.
Más estatizaciones. Los trabajadores de Matesi fábrica a la que Chávez mandó a expropiar no se declararon este domingo. Tampoco lo hicieron los de las empresas transportadoras de materia prima sobre las que pesa el mandato de nacionalización.
José Luis Morocoima, dirigente de Sutralumina, dijo que el anuncio presidencial es un hecho irresponsable, pues no precisó "de dónde iban a salir los recursos para que este proceso se haga de manera breve sin perjudicar a los trabajadores y el mismo transporte de bauxita", acotó.
Añadió que el hecho de que el Presidente no haya anunciado ningún aumento de sueldo, "se debe a una provocación para justificar el acuerdo que ya ha pautado con los chinos, de reducir personal en las empresas básicas para poder invertir en ella".
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