Fariñas, un psicólogo de 48 años, comenzó su ayuno el 24 de febrero para pedir la liberación de presos políticos enfermos.
Según Ismel Iglesias, un médico que lo atiende desde el inicio de la huelga, Fariñas presentó en los últimos días un edema, fiebre y un coágulo cerca de la yugular.
"Su estado general es muy malo. De ocurrir un desprendimiento del coágulo puede haber una trombosis y fallecer", dijo Iglesias a Reuters.
Fariñas está internado desde marzo en un hospital público de Santa Clara, a 270 kilómetros al este de La Habana, donde le han suministrado líquidos y alimentos por vía intravenosa.
El presidente Raúl Castro ha calificado la huelga de hambre como un "chantaje inaceptable". Su Gobierno, dijo, está haciendo lo posible por salvarle la vida, pero no será responsable de su muerte.
Sin embargo, su fallecimiento desataría probablemente una nueva andanada de críticas internacionales sobre Cuba, como la que siguió a la muerte en febrero del preso Orlando Zapata tras 85 días de ayuno.
"Hay preocupación general. Puede colapsar en cualquier momento. Esa es la verdad", dijo Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos.
"Si muere habrá una reacción internacional vigorosa", añadió.
El deterioro de la salud de Fariñas podría afectar también el diálogo sobre los presos políticos entablado por Raúl Castro y la Iglesia Católica.
Las conversaciones condujeron hasta ahora a la excarcelación del disidente parapléjico Ariel Sigler -uno de los presos en la lista de Fariñas- y al traslado de otra docena a cárceles más cercanas a sus familiares.
La Iglesia espera más excarcelaciones.
Fariñas demandaba inicialmente la liberación de 26 presos políticos enfermos, pero después dijo que consideraría levantar su huelga si liberan a una decena.
Cuba considera a los disidentes como Fariñas "mercenarios" a sueldo de su enemigo Estados Unidos, a quien acusa de instigar la huelga de hambre.
(Reporte de Esteban Israel)
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