Se trata de un modelo experimental para curarlo y no para prevenirlo
Enorme expectativa es el verdadero efecto creado por la vacuna contra el cáncer que desarrolla desde hace tres años el Instituto de Biomedicina, liderado por el doctor Jacinto Convit, un fármaco que apenas está en fase de prueba.
Comentarios de calle y decenas de mensajes en las redes sociales hablan de la hazaña del doctor Convit -también padre de la vacuna contra la lepra- y su equipo. Incluso hablan de una nueva posibilidad de que el veterano científico sea postulado al Premio Nobel de Medicina, al cual ya fue nominado en 1988. Sin embargo el propio Instituto de Biomedicina, ente suscrito al Ministerio del Poder Popular para la Salud, aclara, a través de un comunicado, que el proyecto se basa en el "desarrollo de un modelo de vacuna contra el cáncer, y actualmente se encuentra en fase de estudio".
Ese organismo de investigación ha evaluado el modelo netamente experimental de vacuna en un grupo de 23 pacientes de cáncer (de seno, estómago, cerebro y colon). Aunque asegura que "ha dado resultados alentadores", precisa que es una vacuna curativa y no preventiva y que "no se ha hecho una aplicación masiva".
Según el Instituto de Biomedicina el fármaco en fase de prueba se desarrolla a partir de las células tumorales del propio paciente, a quien se le extrae un gramo de las células tumorales; se combinan con la vacuna BCG las cuales se unen con el producto conocido como BCG y con formalina.
Hay dos grupos de pacientes en los que ha sido probado el modelo de vacuna: Los sometidos a la quimioterapia y los que se negaron a ser tratados bajo ese esquema. "En ambos casos -explica el Instituto en un comunicado-, estos pacientes han sido referidos por sus médicos oncólogos tratantes, quienes han sido informados".
De acuerdo con pautas de la Organización Mundial de la Salud en el caso de las vacunas primero se evalúan detenidamente la eficacia y los posibles efectos nocivos in vitro y en animales. Si los resultados de toxicidad son favorables, se inician ensayos en seres humanos. En los ensayos clínicos tempranos (fase I) se estudia la seguridad de las vacunas candidatas y las respuestas inmunitarias que provocan. Suelen participar un máximo de 20 personas para identificar reacciones adversas. Los ensayos de fase II, en los que participan más de 50 personas, determinan la composición óptima de las vacunas para lograr la protección al tiempo que se garantiza la seguridad. Los ensayos de fase III se conciben para determinar si una vacuna previene realmente la enfermedad.
El modelo de vacuna venezolano ha sido probado, hasta el momento, en 23 pacientes.
Comentarios de calle y decenas de mensajes en las redes sociales hablan de la hazaña del doctor Convit -también padre de la vacuna contra la lepra- y su equipo. Incluso hablan de una nueva posibilidad de que el veterano científico sea postulado al Premio Nobel de Medicina, al cual ya fue nominado en 1988. Sin embargo el propio Instituto de Biomedicina, ente suscrito al Ministerio del Poder Popular para la Salud, aclara, a través de un comunicado, que el proyecto se basa en el "desarrollo de un modelo de vacuna contra el cáncer, y actualmente se encuentra en fase de estudio".
Ese organismo de investigación ha evaluado el modelo netamente experimental de vacuna en un grupo de 23 pacientes de cáncer (de seno, estómago, cerebro y colon). Aunque asegura que "ha dado resultados alentadores", precisa que es una vacuna curativa y no preventiva y que "no se ha hecho una aplicación masiva".
Según el Instituto de Biomedicina el fármaco en fase de prueba se desarrolla a partir de las células tumorales del propio paciente, a quien se le extrae un gramo de las células tumorales; se combinan con la vacuna BCG las cuales se unen con el producto conocido como BCG y con formalina.
Hay dos grupos de pacientes en los que ha sido probado el modelo de vacuna: Los sometidos a la quimioterapia y los que se negaron a ser tratados bajo ese esquema. "En ambos casos -explica el Instituto en un comunicado-, estos pacientes han sido referidos por sus médicos oncólogos tratantes, quienes han sido informados".
De acuerdo con pautas de la Organización Mundial de la Salud en el caso de las vacunas primero se evalúan detenidamente la eficacia y los posibles efectos nocivos in vitro y en animales. Si los resultados de toxicidad son favorables, se inician ensayos en seres humanos. En los ensayos clínicos tempranos (fase I) se estudia la seguridad de las vacunas candidatas y las respuestas inmunitarias que provocan. Suelen participar un máximo de 20 personas para identificar reacciones adversas. Los ensayos de fase II, en los que participan más de 50 personas, determinan la composición óptima de las vacunas para lograr la protección al tiempo que se garantiza la seguridad. Los ensayos de fase III se conciben para determinar si una vacuna previene realmente la enfermedad.
El modelo de vacuna venezolano ha sido probado, hasta el momento, en 23 pacientes.
Daniel Ricardo Hernández
EL UNIVERSAL
EL UNIVERSAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario