Por TIM JOHNSON/McClatchy News Service/MANAGUA
Durante los últimos cuatro años, entidades controladas por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, han recibido por lo menos $1,000 millones en donaciones a través de un acuerdo petrolero negociado por el mandatario venezolano Hugo Chávez.
Los ingresos le han permitido a Ortega lanzar una vigorosa campaña para combatir la pobreza en las zonas rurales y generar electricidad, además de ganarse apoyo político.
Según un respetado economista, quien asistió al Banco Mundial en el estudio de la pobreza en las zonas rurales, los fondos han tenido un efecto significativo, como más comida y techo para decenas de miles de nicaragüenses.
También ha creado una red de empresas controladas por él, sin supervisión gubernamental, que lo convierten en una fuerza de peso en la economía del país y oscurecen los límites entre lo que le pertenece personalmente, a su partido y a la ciudadanía.
El nuevo poder económico de Ortega preocupa a los que compiten con él en materia de negocios y molesta a los activistas cívicos, quienes afirman que las ganancias del petróleo deben manejarse de manera transparente. Mientras tanto, el dinero permite a Ortega comprar o silenciar a sus enemigos.
Bayardo Arce, principal asesor financiero de Ortega y ex comandante sandinista, dijo que la asistencia venezolana asciende a $1,000 millones y reconoció la naturaleza no oficial de la ayuda para combatir la pobreza.
Cuando Ortega asumió el cargo, dijo Arce, los acreedores bancarios y naciones europeas y de América del Norte habían impuesto numerosas condiciones a los nuevos créditos a Nicaragua.
"Había 54 condiciones para recibir préstamos, ¡54 condiciones!'', dijo.
Así que cuando Chávez, un fuerte crítico de Estados Unidos, ofreció una forma de usar las importaciones de crudo para aumentar los fondos discrecionales, el gobierno de Ortega aceptó al instante.
"La ayuda de Venezuela ha sido fundamental para el país'', dijo Arce, mencionando la larga lista de programas que han recibido fondos, como Hambre Cero, Usura Cero, Carreteras para el Pueblo y Vivienda para el Pueblo.
El programa Hambre Cero ofrece a determinados núcleos familiares vacas y cerdos preñados, seis pollos, semillas, material para construir establos y biosistemas que convierten el abono en gas para cocinar. Arce dijo que los paquetes de ayuda, por un valor de $2,000 cada uno, han beneficiado hasta el momento a 48,950 familias.
Como en muchos de los programas, la ayuda va a las mujeres que son cabeza de núcleo en viviendas rurales, para que "los hombres no vendan los activos para conseguir dinero para beber'', dijo.
En total, los programas de asistencia han llegado a casi 150,000 núcleos familiares. El programa Usura Cero de micropréstamos a madres solteras ha beneficiado a 79,500 mujeres, dijo Arce.
Alejandro Martínez Cuenca, economista con un doctorado de la Universidad Vanderbilt, dijo que las investigaciones de su instituto en Managua, realizadas con asistencia técnica del Banco Mundial, indicaron marcadas mejoras en la situación rural en apenas cuatro años.
"El principal factor es que el gobierno tiene acceso a recursos ilimitados de Venezuela y se han invertido en el sector rural'', dijo. "El dinero ha tenido un impacto''.
Martínez Cuenca dijo que su estudio concluyó que la cantidad de nicaragüenses que viven en un nivel de pobreza extrema bajó de 17.2 por ciento en el 2005 a 9.7 por ciento en el 2009.
El estudio determinó que los jóvenes que viven en las áreas rurales siguen estudiando más tiempo, lo que reduce el analfabetismo, y que las condiciones de vivienda han mejorado.
"Si usted sobrevuela las áreas rurales ahora, verá que las cosas han cambiado. Verá que muchas de las chozas ya no son tal, sino pequeñas casas con techo de zinc'', dijo Martínez Cuenca, que fue ministro de Comercio Exterior durante el gobierno sandinista que gobernó Nicaragua entre 1979 y 1990.
Los críticos de la asistencia venezolana niegan que haya reducido la pobreza en el campo, alegando Ortega ha usado el dinero para fortalecer su partido y beneficiarse personalmente.
"No es cierto que Daniel Ortega ha reducido la pobreza. La única pobreza que Ortega ha reducido es la propia'', dijo Vilma Núñez, ex sandinista y directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos.
El torrente de asistencia venezolana comenzó en el 2007, cuando las petroleras estatales de ambos países establecieron una empresa privada, Albanisa, para manejar los millones de barriles de petróleo que Caracas enviaba a Managua anualmente. Según el acuerdo, Albanisa le pagaba a Venezuela la mitad del precio de mercado del crudo y Ortega se quedaba con la otra mitad.
Martínez Cuenca dijo que el acuerdo generó $150 millones en el 2007, $400 millones en el 2008 y $450 millones en el 2009, que Ortega manejó a su antojo sin la supervisión de la Asamblea Nacional, donde su partido está en la minoría.
Los opositores de Ortega dijeron que no confían en las aseveraciones del gobierno de que no está haciendo aumentar la deuda pública de Nicaragua con Venezuela, y criticaron la falta de control legislativo o fiscal sobre el dinero y las compañías de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
"No están sujetos a ninguna supervisión del contralor general'', dijo Dora María Téllez, ministra de Salud Pública durante el gobierno sandinista en los años 80.
Tanto los partidarios como los opositores de la ayuda venezolana a Nicaragua coinciden en algo: la ayuda dependerá de la capacidad de Chávez de capear los precios bajos del crudo y mantenerse en el poder una segunda década.
"Si la situación en Venezuela empeora, entonces la situación [de Ortega] también empeorará'', dijo Martínez Cuenca.
Los ingresos le han permitido a Ortega lanzar una vigorosa campaña para combatir la pobreza en las zonas rurales y generar electricidad, además de ganarse apoyo político.
Según un respetado economista, quien asistió al Banco Mundial en el estudio de la pobreza en las zonas rurales, los fondos han tenido un efecto significativo, como más comida y techo para decenas de miles de nicaragüenses.
También ha creado una red de empresas controladas por él, sin supervisión gubernamental, que lo convierten en una fuerza de peso en la economía del país y oscurecen los límites entre lo que le pertenece personalmente, a su partido y a la ciudadanía.
El nuevo poder económico de Ortega preocupa a los que compiten con él en materia de negocios y molesta a los activistas cívicos, quienes afirman que las ganancias del petróleo deben manejarse de manera transparente. Mientras tanto, el dinero permite a Ortega comprar o silenciar a sus enemigos.
Bayardo Arce, principal asesor financiero de Ortega y ex comandante sandinista, dijo que la asistencia venezolana asciende a $1,000 millones y reconoció la naturaleza no oficial de la ayuda para combatir la pobreza.
Cuando Ortega asumió el cargo, dijo Arce, los acreedores bancarios y naciones europeas y de América del Norte habían impuesto numerosas condiciones a los nuevos créditos a Nicaragua.
"Había 54 condiciones para recibir préstamos, ¡54 condiciones!'', dijo.
Así que cuando Chávez, un fuerte crítico de Estados Unidos, ofreció una forma de usar las importaciones de crudo para aumentar los fondos discrecionales, el gobierno de Ortega aceptó al instante.
"La ayuda de Venezuela ha sido fundamental para el país'', dijo Arce, mencionando la larga lista de programas que han recibido fondos, como Hambre Cero, Usura Cero, Carreteras para el Pueblo y Vivienda para el Pueblo.
El programa Hambre Cero ofrece a determinados núcleos familiares vacas y cerdos preñados, seis pollos, semillas, material para construir establos y biosistemas que convierten el abono en gas para cocinar. Arce dijo que los paquetes de ayuda, por un valor de $2,000 cada uno, han beneficiado hasta el momento a 48,950 familias.
Como en muchos de los programas, la ayuda va a las mujeres que son cabeza de núcleo en viviendas rurales, para que "los hombres no vendan los activos para conseguir dinero para beber'', dijo.
En total, los programas de asistencia han llegado a casi 150,000 núcleos familiares. El programa Usura Cero de micropréstamos a madres solteras ha beneficiado a 79,500 mujeres, dijo Arce.
Alejandro Martínez Cuenca, economista con un doctorado de la Universidad Vanderbilt, dijo que las investigaciones de su instituto en Managua, realizadas con asistencia técnica del Banco Mundial, indicaron marcadas mejoras en la situación rural en apenas cuatro años.
"El principal factor es que el gobierno tiene acceso a recursos ilimitados de Venezuela y se han invertido en el sector rural'', dijo. "El dinero ha tenido un impacto''.
Martínez Cuenca dijo que su estudio concluyó que la cantidad de nicaragüenses que viven en un nivel de pobreza extrema bajó de 17.2 por ciento en el 2005 a 9.7 por ciento en el 2009.
El estudio determinó que los jóvenes que viven en las áreas rurales siguen estudiando más tiempo, lo que reduce el analfabetismo, y que las condiciones de vivienda han mejorado.
"Si usted sobrevuela las áreas rurales ahora, verá que las cosas han cambiado. Verá que muchas de las chozas ya no son tal, sino pequeñas casas con techo de zinc'', dijo Martínez Cuenca, que fue ministro de Comercio Exterior durante el gobierno sandinista que gobernó Nicaragua entre 1979 y 1990.
Los críticos de la asistencia venezolana niegan que haya reducido la pobreza en el campo, alegando Ortega ha usado el dinero para fortalecer su partido y beneficiarse personalmente.
"No es cierto que Daniel Ortega ha reducido la pobreza. La única pobreza que Ortega ha reducido es la propia'', dijo Vilma Núñez, ex sandinista y directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos.
El torrente de asistencia venezolana comenzó en el 2007, cuando las petroleras estatales de ambos países establecieron una empresa privada, Albanisa, para manejar los millones de barriles de petróleo que Caracas enviaba a Managua anualmente. Según el acuerdo, Albanisa le pagaba a Venezuela la mitad del precio de mercado del crudo y Ortega se quedaba con la otra mitad.
Martínez Cuenca dijo que el acuerdo generó $150 millones en el 2007, $400 millones en el 2008 y $450 millones en el 2009, que Ortega manejó a su antojo sin la supervisión de la Asamblea Nacional, donde su partido está en la minoría.
Los opositores de Ortega dijeron que no confían en las aseveraciones del gobierno de que no está haciendo aumentar la deuda pública de Nicaragua con Venezuela, y criticaron la falta de control legislativo o fiscal sobre el dinero y las compañías de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
"No están sujetos a ninguna supervisión del contralor general'', dijo Dora María Téllez, ministra de Salud Pública durante el gobierno sandinista en los años 80.
Tanto los partidarios como los opositores de la ayuda venezolana a Nicaragua coinciden en algo: la ayuda dependerá de la capacidad de Chávez de capear los precios bajos del crudo y mantenerse en el poder una segunda década.
"Si la situación en Venezuela empeora, entonces la situación [de Ortega] también empeorará'', dijo Martínez Cuenca.
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