Nada más sagrado para el hombre que un mendrugo de pan y un techo para cobijarse. Ese ha sido el clarín de las revueltas sociales a lo largo de la historia. Pero en Venezuela, las cosas marchan al revés. La revolución socialista se empeña en invadir fincas productivas, cerrar empresas e impedir que los ciudadanos progresen.
Como resultado, miles de trabajadores pasan a engrosar la lista de los nuevos desempleados. No contento con ello, este domingo al gran líder les dio por expropiar las viviendas de jóvenes parejas que viven arrimadas en casa de los suegros y que con mucho esfuerzo lograron adquirir su apartamento. Son tiempos de apuros. Este camarada lo sabe y frisa su pared antes de que la medida recaiga sobre él. Foto: Saúl Uzcátegui
Cort. TalCualDigital
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