Todos, pues, pagamos, por la desaprensión, la mala gerencia, los alegres viajeros, las colitas y todas esas zarandajas que suelen acompañar a las líneas aéreas estatales, arruinadas por la irresponsabilidad de los gobernantes, que con el chacumbelato ha alcanzado extremos nunca antes vistos
Por: Simòn Boccanegra/TalCualDigital
Tal como era dable imaginar, esa innecesarialínea aérea llamada Conviasa, surgida más que nada de un capricho presidencial, ya está en déficit.
Recientemente presentó su estado financiero en el cual se lee que los gastos superan largamente los ingresos. Conviasa, pues, produce pérdidas. Tal como Viasa. Desde luego, ese barril sin fondo que es el Tesoro Nacional se encarga de cubrir el faltante.
Todos, pues, pagamos, por la desaprensión, la mala gerencia, los alegres viajeros, las colitas y todas esas zarandajas que suelen acompañar a las líneas aéreas estatales, arruinadas por la irresponsabilidad de los gobernantes, que con el chacumbelato ha alcanzado extremos nunca antes vistos.
Este minicronista nunca se cansará de repetir que no es contrario a la presencia de un Estado fuerte en la economía, no sólo como propietario de algunos sectores específicos, verbo y gracia el petróleo en nuestro país, sino como regulador y contralor de los intereses de todos, así como garante de la prestación de servicios que el sector privado, por su propia naturaleza, jamás prestaría.
Pero si en algún sector económico su presencia es absolutamente innecesaria es en la de las líneas aéreas. Conviasa no hace ninguna falta en un país bien cubierto por aerolíneas privadas. Peor aún, Conviasa debería llegar a esos destinos que tendrían que serle propios porque para los privados no lo son. Poblaciones alejadas y distantes con poco tráfico. Pero ni eso.
Conviasa sólo viaja a los destinos rentables, como cualquier empresa privada. Tucupita no le interesa, pero sí Maracaibo o Madrid. De manera que ni siquiera por esa, que debería ser una justificación de su existencia (o al menos la de una pequeña línea estatal, para cubrir esas rutas que podrían llamarse sociales), se entiende para qué fue creado ese nuevo desaguadero de dineros públicos que viene siendo Conviasa.
Por: Simòn Boccanegra/TalCualDigital
Tal como era dable imaginar, esa innecesarialínea aérea llamada Conviasa, surgida más que nada de un capricho presidencial, ya está en déficit.
Recientemente presentó su estado financiero en el cual se lee que los gastos superan largamente los ingresos. Conviasa, pues, produce pérdidas. Tal como Viasa. Desde luego, ese barril sin fondo que es el Tesoro Nacional se encarga de cubrir el faltante.
Todos, pues, pagamos, por la desaprensión, la mala gerencia, los alegres viajeros, las colitas y todas esas zarandajas que suelen acompañar a las líneas aéreas estatales, arruinadas por la irresponsabilidad de los gobernantes, que con el chacumbelato ha alcanzado extremos nunca antes vistos.
Este minicronista nunca se cansará de repetir que no es contrario a la presencia de un Estado fuerte en la economía, no sólo como propietario de algunos sectores específicos, verbo y gracia el petróleo en nuestro país, sino como regulador y contralor de los intereses de todos, así como garante de la prestación de servicios que el sector privado, por su propia naturaleza, jamás prestaría.
Pero si en algún sector económico su presencia es absolutamente innecesaria es en la de las líneas aéreas. Conviasa no hace ninguna falta en un país bien cubierto por aerolíneas privadas. Peor aún, Conviasa debería llegar a esos destinos que tendrían que serle propios porque para los privados no lo son. Poblaciones alejadas y distantes con poco tráfico. Pero ni eso.
Conviasa sólo viaja a los destinos rentables, como cualquier empresa privada. Tucupita no le interesa, pero sí Maracaibo o Madrid. De manera que ni siquiera por esa, que debería ser una justificación de su existencia (o al menos la de una pequeña línea estatal, para cubrir esas rutas que podrían llamarse sociales), se entiende para qué fue creado ese nuevo desaguadero de dineros públicos que viene siendo Conviasa.
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