(Foto AP/NZPA, Ross Setford) NEW ZEALAND OUT/Ross Setford / AP
POR JOE MORGAN Y RAY LILLEY/THE ASSOCIATED PRESS
GREYMOUTH, Nueva Zelanda -- Una segunda explosión en una mina de carbón borró el miércoles toda esperanza de rescatar con vida a los 29 mineros atrapados desde hacía cinco días, ya que nadie podría haber sobrevivido a semejante estallido, dijo la policía.
El primer ministro neozelandés John Key declaró el suceso una tragedia nacional.
Los gases tóxicos y explosivos habían evitado que los rescatistas entraran a la mina Pike River, en la Isla Sur, para encontrar a los mineros desaparecidos desde la primera explosión del viernes. Incluso si hubieran sobrevivido, la segunda explosión los habría matado, dijo el superintendente de policía Gary Knowles.
Se cree que los dos estallidos fueron el resultado de la acumulación de gases tóxicos y explosivos en los túneles de la mina, que alcanzan hasta dos kilómetros (1,5 milla) dentro de una montaña.
"Hubo otra masiva explosión subterránea y, en base a esa explosión, nadie podría haber sobrevivido", dijo Knowles, quien estaba encargado de la operación de rescate. "La explosión fue extensa, igual de fuerte que la primera".
La tragedia es una de las peores en la industria minera neozelandesa, que es relativamente pequeña y se suele considerar segura. Con estas 29 muertes, el total llega a 210 en 114 años de operaciones mineras.
La segunda explosión desoló a los familiares esperanzados que esperaban afuera de la mina, alentados por el reciente rescate de los 33 mineros chilenos atrapados durante más de dos meses.
"Nueva Zelanda ha sido devastada por la noticia que todos temíamos", dijo el primer ministro Key en una conferencia de prensa televisada. "Esto es una tragedia nacional".
La segunda explosión ocurrió cuando se habían reportado los primeros avances en los intentos de rescate. Un equipo con una perforadora accedió a un estrecho conducto de aire en la sección de la mina donde se cree que habían estado trabajando los mineros. Dos robots habían entrado también al túnel y brindaron a las autoridades un primer vistazo del interior.
El presidente de Pike River dijo que los equipos de rescate no hicieron nada que hubiera podido provocar la nueva explosión.
"Fue algo natural, podría haber ocurrido el segundo día, podría haber ocurrido el tercer día", dijo a los periodistas.
Las autoridades se habían vuelto cada vez más pesimistas sobre las posibilidades de rescatar a los hombres con vida, ya que no se recibieron señales de ellos desde la primera explosión.
Cort. El Nuevo Herald
Los gases tóxicos y explosivos habían evitado que los rescatistas entraran a la mina Pike River, en la Isla Sur, para encontrar a los mineros desaparecidos desde la primera explosión del viernes. Incluso si hubieran sobrevivido, la segunda explosión los habría matado, dijo el superintendente de policía Gary Knowles.
Se cree que los dos estallidos fueron el resultado de la acumulación de gases tóxicos y explosivos en los túneles de la mina, que alcanzan hasta dos kilómetros (1,5 milla) dentro de una montaña.
"Hubo otra masiva explosión subterránea y, en base a esa explosión, nadie podría haber sobrevivido", dijo Knowles, quien estaba encargado de la operación de rescate. "La explosión fue extensa, igual de fuerte que la primera".
La tragedia es una de las peores en la industria minera neozelandesa, que es relativamente pequeña y se suele considerar segura. Con estas 29 muertes, el total llega a 210 en 114 años de operaciones mineras.
La segunda explosión desoló a los familiares esperanzados que esperaban afuera de la mina, alentados por el reciente rescate de los 33 mineros chilenos atrapados durante más de dos meses.
"Nueva Zelanda ha sido devastada por la noticia que todos temíamos", dijo el primer ministro Key en una conferencia de prensa televisada. "Esto es una tragedia nacional".
La segunda explosión ocurrió cuando se habían reportado los primeros avances en los intentos de rescate. Un equipo con una perforadora accedió a un estrecho conducto de aire en la sección de la mina donde se cree que habían estado trabajando los mineros. Dos robots habían entrado también al túnel y brindaron a las autoridades un primer vistazo del interior.
El presidente de Pike River dijo que los equipos de rescate no hicieron nada que hubiera podido provocar la nueva explosión.
"Fue algo natural, podría haber ocurrido el segundo día, podría haber ocurrido el tercer día", dijo a los periodistas.
Las autoridades se habían vuelto cada vez más pesimistas sobre las posibilidades de rescatar a los hombres con vida, ya que no se recibieron señales de ellos desde la primera explosión.
Cort. El Nuevo Herald
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