¡Pobrecito Chacumbele! Tantas ganas que tiene de hacer cosas por su pueblo y esos malditos escuálidos que no lo dejan trabajar. Es la última coartada que el chavismo ha inventado para tratar de justificar estos doce años perdidos
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
"¡Déjenlo trabajar!" El país está sembrado de vallas con esta frase, que obviamente alude a un Chacumbele deseoso de fajarse a trabajar, mientras, supuestamente, unos ubicuos y movidísimos escuálidos no lo dejan cumplir con su cometido.
¡Pobrecito Chacumbele! Tantas ganas que tiene de hacer cosas por su pueblo y esos malditos escuálidos que no lo dejan trabajar. Es la última coartada que el chavismo ha inventado para tratar de justificar estos doce años perdidos.
Porque, la verdad es, sin embargo, que lo que queremos todos, partidarios y adversarios, es que trabaje. Precisamente que trabaje. Que se ocupe de este país que se está cayendo a pedazos. Si por este minicronista fuera las vallas dirían "Trabaje Presidente" o "Haga algo que no sea hablar paja".
Porque eso de pasarse horas y horas ante la televisión a lo mejor cansa, pero trabajo no es, aunque es lo único que hace que se parece en algo a trabajar, porque, de resto, tampoco se puede decir que sea trabajo eso de saltar de un acto a otro, para repetir los mismos cuentos de siempre.
Pero, de otro lado, ¿cómo es que a un tipo que tiene en un puño todos los poderes públicos no lo dejan trabajar? ¿Será que quien no lo deja trabajar es su misma gente?
¿La bendita valla no será precisamente contra la nube de jalabolas que lo rodea y que no lo deja hacer nada o contra la manga de inútiles que él mismo ha nombrado en los cargos públicos y para regañar a los cuales debe dedicar buena parte del tiempo que otro mandatario dedica a trabajar? Tenemos doce años preguntándonos justamente eso: ¿cuándo trabaja este tipo?
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
"¡Déjenlo trabajar!" El país está sembrado de vallas con esta frase, que obviamente alude a un Chacumbele deseoso de fajarse a trabajar, mientras, supuestamente, unos ubicuos y movidísimos escuálidos no lo dejan cumplir con su cometido.
¡Pobrecito Chacumbele! Tantas ganas que tiene de hacer cosas por su pueblo y esos malditos escuálidos que no lo dejan trabajar. Es la última coartada que el chavismo ha inventado para tratar de justificar estos doce años perdidos.
Porque, la verdad es, sin embargo, que lo que queremos todos, partidarios y adversarios, es que trabaje. Precisamente que trabaje. Que se ocupe de este país que se está cayendo a pedazos. Si por este minicronista fuera las vallas dirían "Trabaje Presidente" o "Haga algo que no sea hablar paja".
Porque eso de pasarse horas y horas ante la televisión a lo mejor cansa, pero trabajo no es, aunque es lo único que hace que se parece en algo a trabajar, porque, de resto, tampoco se puede decir que sea trabajo eso de saltar de un acto a otro, para repetir los mismos cuentos de siempre.
Pero, de otro lado, ¿cómo es que a un tipo que tiene en un puño todos los poderes públicos no lo dejan trabajar? ¿Será que quien no lo deja trabajar es su misma gente?
¿La bendita valla no será precisamente contra la nube de jalabolas que lo rodea y que no lo deja hacer nada o contra la manga de inútiles que él mismo ha nombrado en los cargos públicos y para regañar a los cuales debe dedicar buena parte del tiempo que otro mandatario dedica a trabajar? Tenemos doce años preguntándonos justamente eso: ¿cuándo trabaja este tipo?
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