La Guaira.- La regularización de los ciclos de suministro de agua en Vargas es un proceso lento: cada nueva avería de la aducción Maya-Picure afecta el nivel de caudal alcanzado.
La última avería, registrada la madrugada del domingo, fue arreglada por Hidrocapital e Infravargas, que terminaron los trabajos la madrugada de ayer, cuando se dio inicio al bombeo a Catia La Mar y Urimare. "El problema es la inestabilidad de los terrenos por las fuertes lluvias. No derrumbes menores, sino deslizamientos fuertes, que fracturan los tubos", explicó un empleado de Hidrocapital que no se identificó, al referirse al derrumbe de gran proporción reportado en la vía a Oricao, entre Tarma Yachting Club y Shangrilá, parroquia Carayaca, que afectaron el suministro de agua y la movilidad del Oeste de Vargas.
La rehabilitación del tubo matriz de 42 pulgadas se hizo a la par de la remoción y habilitación de la arteria dañada. Infravargas señaló que se encamisó, soldó y llevó a puesto la tubería averiada. Luego se compactó el terreno y nivelaron 80 metros de vía. Más allá de especificaciones técnicas, los vecinos están cansados de una situación "incomprensible".
"Es como el cuento de nunca acabar. Reparan y la gente siente que va a llegar agua y reportan una nueva avería que nos hace comenzar de cero y se aleja el que los ciclos se normalicen. Y si esto es ahora, cómo será cuando las lluvias lleguen en serio: nunca tendremos agua", comenta José Luis Viloria, vecino de La Soublette.
En el Aeropuerto, los tobos y pipotes siguen siendo herramientas para los viajeros y empleados. El agua por tubería es ajena al principal aeropuerto del país. "Usuarios se han acostumbrado. No se quejan tanto. Pero murmullan, toman fotos con sus celulares, pero entienden que no es culpa de uno", afirma Rosa Ugueto, que labora en mantenimiento del ente.
La última avería, registrada la madrugada del domingo, fue arreglada por Hidrocapital e Infravargas, que terminaron los trabajos la madrugada de ayer, cuando se dio inicio al bombeo a Catia La Mar y Urimare. "El problema es la inestabilidad de los terrenos por las fuertes lluvias. No derrumbes menores, sino deslizamientos fuertes, que fracturan los tubos", explicó un empleado de Hidrocapital que no se identificó, al referirse al derrumbe de gran proporción reportado en la vía a Oricao, entre Tarma Yachting Club y Shangrilá, parroquia Carayaca, que afectaron el suministro de agua y la movilidad del Oeste de Vargas.
La rehabilitación del tubo matriz de 42 pulgadas se hizo a la par de la remoción y habilitación de la arteria dañada. Infravargas señaló que se encamisó, soldó y llevó a puesto la tubería averiada. Luego se compactó el terreno y nivelaron 80 metros de vía. Más allá de especificaciones técnicas, los vecinos están cansados de una situación "incomprensible".
"Es como el cuento de nunca acabar. Reparan y la gente siente que va a llegar agua y reportan una nueva avería que nos hace comenzar de cero y se aleja el que los ciclos se normalicen. Y si esto es ahora, cómo será cuando las lluvias lleguen en serio: nunca tendremos agua", comenta José Luis Viloria, vecino de La Soublette.
En el Aeropuerto, los tobos y pipotes siguen siendo herramientas para los viajeros y empleados. El agua por tubería es ajena al principal aeropuerto del país. "Usuarios se han acostumbrado. No se quejan tanto. Pero murmullan, toman fotos con sus celulares, pero entienden que no es culpa de uno", afirma Rosa Ugueto, que labora en mantenimiento del ente.
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