Hace años que el Hospital Jesús Yerena de Lídice naufraga en una sala de emergencia. Ni la voluntad de sus médicos y enfermeras, ni la paciencia de sus pacientes logran disipar la imagen de uno de los mejores centros de salud del país, sofocado por las incumplidas promesas gubernamentales.
Entonces, cuando las protestas y hasta la misma ciencia se estrellan contra la realidad, hay quienes envían mensajes al Siervo de Dios, con el ruego de que sean escuchados.Foto: Luis Pérez/TalCualDigital
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