Este martes la Agencia Internacional de Energía (AIE), conjuntamente con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentaron un adelanto de su Informe sobre las Perspectivas Estratégicas Mundiales. De esta información llaman particularmente la atención dos ítems referentes a Venezuela.
El primero, que en 2010 el Gobierno de Hugo Chávez destinó $15,7 millardos para el subsidio de la gasolina. Esto, según indica la AIE, equivale a 6,9% del Producto Interno Bruto del país, un aproximado de $689,2 por persona.
Cabría mencionar que dicho subsidio es la combinación de las pérdidas realizadas por PDVSA al vender gasolina por debajo de su costo más el costo de oportunidad que representaría la venta de esa gasolina al precio internacional.
Un punto a destacar es que el grueso de este subsidio a la gasolina en realidad no llega a la población de bajos recursos, y beneficia particularmente a unos pocos venezolanos con el poder adquisitivo suficiente para comprar costosos vehículos de alto octanaje, como camionetas de altas cilindradas.
Haciendo cálculos gruesos, estos $15,7 millardos, al cambio de Bs.F.4,30:$, representarían unos Bs.F.67,5 millardos.
Si se supone que una vivienda básica para unas seis personas en promedio cuesta Bs.F.500 mil, se tendría que en 2010, con esos $15,7 millardos que destinó a subsidiar a unos pocos privilegiados, el Gobierno hubiese podido construir unas 135 mil viviendas para personas de bajos recursos.
Este mismo informe de la AIE y de la OECD reporta que además están subsidiados el gas doméstico y la electricidad, en $1,4 millardos el primero y $2,85 millardos el segundo. Estos dos subsidios se justifican, en parte, porque al menos benefician a toda la población.
Casualmente esta información llega en momentos cuando la prensa nacional denuncia: 1) Grandes fallas a nivel nacional en el suministro de gasolina, lo cual según fuentes del sector se deben a que la Empresa Nacional de Transporte, la estatal creada por PDVSA tras la nacionalización del sector, no supervisa que el servicio se suministre de manera eficiente, cumpliendo con cronogramas de entregas. 2) El colapso de gran parte de la infraestructura de la red vial nacional.
Detrás de estos subsidios se esconde, en el caso de la gasolina, el factor miedo. El Gobierno de Chávez no ha tenido el guáramo de ajustar el precio de la gasolina ni siquiera para cubrir los costos de producción.
Pero la realidad es que todos los subsidios de esta revolución se soportan en un populismo desbordado y una carencia de planificación intrínseca del Gobierno de Chávez.
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