ANTONIO MARIA DELGADO/ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Venezuela se verá obligada a devaluar el bolívar el próximo año, independientemente de que quién gane las elecciones presidenciales de octubre, dijeron el lunes analistas que advirtieron sobre la insostenibilidad del tipo de cambio exageradamente alto que mantiene el gobierno de Hugo Chávez.
Expertos consultados dijeron que la moneda venezolana tendría que ser sometida a una devaluación de al menos 50 por ciento para corregir las serias distorsiones que el actual tipo de cambio está ejerciendo sobre la economía.
“Si dejaras flotar la moneda, el bolívar se iría a una tasa de ocho o nueve bolívares por dólar”, afirmó el analista venezolano Miguel Octavio.
“Ellos han creado tanto dinero que la masa monetaria, la cantidad de bolívares en circulación, está en niveles récord. Está como en 16 bolívares por cada dólar en reserva. Nunca había llegado a un número tan brutal”, agregó.
Esa gigantesca masa de dinero significa que el bolívar está excesivamente sobrevaluado a la actual tasa de cambio de 4.30 bolívares por unidad, y la corrección del desequilibrio deberá ser una de las primeras tareas en materia de economía que tendrá que adoptar el gobierno que resulte electo en los comicios presidenciales de octubre, incluso si éste gobierno sigue estando presidido por Chávez.
Chávez, quien cumplió este mes 13 años en el poder, se enfrentará en octubre a Henrique Capriles, el gobernador del estado Miranda, que fue electo la semana pasada como candidato único de la oposición.
Capriles ha señalado que de ganar la presidencia desmantelará el actual régimen de control de cambio, coincidiendo con la mayoría de los expertos de que ejerce un nocivo efecto sobre la economía del país.
Pero el candidato ha señalado que ese desmantelamiento será aplicado gradualmente para evitar que una brusca devaluación de la moneda aumente aún más las ya considerables presiones inflacionarias que sufre el país.
Chávez, por su parte, no ha realizado anuncios sobre una eventual devaluación de la moneda, pero los expertos dijeron que es tan grande la distorsión acumulada que es inevitable.
“De hecho, ya deberían haberlo hecho”, señaló Octavio. “No lo han hecho todavía porque saben que va a producir un fuerte salto de la inflación y se están jugando el todo por el todo”.
Alejandro Grisanti -economista senior de Barclays Capital Inc para Venezuela, Ecuador, Perú, América Central y El Caribe- dijo que el desmantelamiento del control de cambio sería la primera de las muchas distorsiones que un eventual gobierno de la oposición tendría que corregir en Venezuela.
Según Grisanti, la medida es necesaria en primer ámbito porque CADIVI, el organismo que administra las asignaciones de dólares en Venezuela, opera un sistema que fomenta la corrupción en el país.
Pero también porque ese sistema desincentiva la producción nacional, y por ende, desalienta la creación de empleos dentro del país.
Grisanti señaló que el desmantelamiento de las distorsiones que actualmente padece la economía venezolana sería mucho más fácil de implementar, con menores presiones inflacionarias, bajo un gobierno de Capriles.
Esto se debe principalmente a que un gobierno de la oposición contaría con una reactivación de las inversiones dentro del país, incluyendo saludables dosis de inversiones extranjeras que estimularían fuertemente el crecimiento económico, ayudando a suavizar las presiones sociales.
“Nosotros pensaríamos que habría una reversión de la salida de capitales”, comentó Grisanti. “Hoy por hoy, en Venezuela, salen casi $20,000 millones en capitales privados al año. Un gobierno de la oposición sería un freno a la salida de capitales y una entrada de capitales para la inversión tanto en petróleo como en otras áreas”.
El ingreso de esos fondos ayudaría a estimular la economía venezolana, cuyo crecimiento promedio de los últimos 12 años se ha visto rezagado en cerca de 2 por ciento debido a las políticas económicas del gobierno. En contraste, las economías de los países miembros de la OPEP, incluyendo a Irak y a Libia bajo Muammar Kadafi, han crecido a una tasa promedio de más de 6.6 por ciento durante los últimos años de auge petrolero.
“Una cosa que vemos en Venezuela es que muchísimos empresarios, por el miedo que produce el léxico diario del presidente, quien constantemente habla de expropiaciones, nacionalizaciones y confiscaciones, no invierten sino que más bien está sacando sus capitales. Y en el caso de un cambio de gobierno, nosotros lo que veríamos es que muchas de estas empresas buscarían incrementar su producción”, señaló Grisanti.
“Nosotros esperaríamos mayor crecimiento de la economía, más inversión, por consiguiente, mayor creación de empleos. Y esa mayor creación de empleos no sólo beneficiaría a los desempleados y a los subempleados, sino al grueso de la economía”, añadió.
Pese a los pronósticos de reactivación económica, Capriles podría enfrentar dificultades para enderezar la economía al inicio de su gobierno, dijo Robert Obuchi, profesor de políticas públicas del Instituto de Estudios Superiores de Administración.
“El 2013 sería un primer año de muchos desafíos por la incertidumbre que hay sobre la economía venezolana y su dependencia en los precios del petróleo y con una situación que es difícil de saber en este momento sobre cómo están realmente las cuentas fiscales”, comentó el profesor universitario.
NDO/El Nuevo Herald
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