Por: VenEconomía
Este 23 de enero se cumplen 55 años de aquél día de 1958 cuando, por la determinación, organización y empuje de la sociedad civil, cayó la dictadura militar del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez, quien había confiscado la libertad y democracia de los venezolanos por 10 años.
Un pacto de unidad de los partidos políticos Acción Democrática, COPEI, Unidad Republicana Democrática (URD) y el Partido Comunista de Venezuela, con el apoyo de una Fuerza Armada institucionalista, y de las fuerzas vivas del país dieron paso a la instauración de una Junta Patriótica, al llamado a elecciones libres, universales, directas y secretas y al inicio del primero, de siete, gobiernos que consolidaron la democracia e impulsaron derechos políticos, económicos y sociales en Venezuela durante la segunda mitad del siglo XX.
Lamentablemente, en estos últimos 13 años el Gobierno de Hugo Chávez Frías, con el padrinazgo de los hermanos Castro (dictadores con más de cinco décadas en ejercicio) se ha empeñado en retrotraer al país y en destruir esos logros para imponer un totalitarismo de corte comunista.
Dicho este preámbulo, y ante el llamado del Gobierno a sus seguidores a celebrar en las calles caraqueñas esta fecha libertaria de los venezolanos, cabe preguntar ¿qué tienen que celebrar unos seudo revolucionarios que han violado la norma constitucional desde que asumieron el poder?
¿Qué conmemoran este 23 de enero, unos gobernantes que han confiscado todos los poderes públicos para ponerlos al servicio de un proyecto político absolutamente personalista? Poderes como el Tribunal Supremo de Justicia, que teniendo el mandato de ser autónomo, permitió que sus magistrados exclamaran ¡UH AH Chávez no se va!, ratifica el compromiso del Poder Judicial de continuar construyendo el “socialismo bolivariano del siglo XXI” y su Presidenta anticipa que tienen la batalla perdida los venezolanos que acudan a los tribunales para oponerse al modelo de gobierno. O como las Fuerzas Armadas Nacionales que en vez de estar al servicio del Estado y garantizar la independencia y soberanía de la nación, lo que hacen es jurar lealtad, respaldo y solidaridad a Chávez y a su revolución castrocomunista.
¿Qué victorean quienes han manipulado a su antojo y conveniencia las leyes y los poderes electorales? ¿Qué festeja un grupo que ahora mediante una sentencia cómplice de sus magistrados ha puesto en vilo la gobernabilidad de la Nación, con un presidente electo mas no juramentado, y con un vicepresidente con sus funciones vencidas pero que se mantiene en ejercicio?
Nada tienen que celebrar quienes por disenso político, confiscan la vida y la libertad de venezolanos; impulsan como nunca antes al destierro a miles de ciudadanos y expropian a granel tierras, empresas y propiedades.
La respuesta al porqué esta celebración chavista es sencilla: se aprovecha la oportunidad para hacer propaganda y para seguir re-escribiendo la historia, con la intención de someter a los venezolanos a la peor dictadura de sus 200 años como país independiente.
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