Anunció investigaciones y cárcel para quienes hayan sido responsables de quemar sedes de partidos, atacar a personas y, lo más grave, asesinar a algunos ciudadanos. Esperemos que estas investigaciones las adelanten como debe ser y que los responsables paguen sus delitos
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, convocó a una rueda de prensa ayer para unirse al coro y repetir la versión oficial sobre lo ocurrido desde el pasado domingo. No se podía esperar otra cosa de la señora. En su intervención explicó lo que es el Estado de Derecho.
No vayan a pensar que lo hizo como una autocrítica, su honestidad no llega a eso. Se mostró preocupada por los hechos de violencia ocurridos el lunes, preocupación que no ha tenido cuando los promotores de la violencia son copartidarios suyos. Para ponerle un ejemplo, no hay un solo detenido por los múltiples actos de violencia que se han producido durante todos estos años en la Universidad Central de Venezuela.
Lo más que ha hecho es designar un fiscal para que haga la investigación que nunca adelantan, pues sabe que realmente la instrucción es no actuar. No se puede negar que intenta guardar las formas, pero se le ven las costuras. Ayer se pronunció por los hechos de violencia ocurridos el lunes.
Anunció investigaciones y cárcel para quienes hayan sido responsables de quemar sedes de partidos, atacar a personas y, lo más grave, asesinar a algunos ciudadanos. Esperemos que estas investigaciones las adelanten como debe ser y que los responsables paguen sus delitos.
De lo que dudamos es que la fiscal vaya a actuar con la misma firmeza para investigar los ataques, ocurridos ayer, a las casas de Acción Democrática, al diario La Región de Los Teques, las agresiones a la UCV y sus estudiantes, los enfrentamientos producidos en algunas de las marchas y alentadas por sus copartidarios rojos. Estamos seguros que los hechos de violencia del martes no serán investigados, contrario a lo que ocurrirá con los que se produjeron el lunes. Los actos de la señora fiscal, lamentablemente, nos darán la razón.
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