Por: VenEconomía
Desde hace muchos años cientos de venezolanos han venido sintiendo las embestidas de una administración de justicia puesta al servicio del proyecto político de Hugo Chávez. Unos están presos, otros en el exilio, otros muertos como el caso del productor agropecuario Franklin Brito, quien fue dejado morir de inanición en el hospital militar.
Desde hace tiempo se sabe que Venezuela cuenta con un sistema de justicia donde los magistrados bailan al son de ¡Uh Ah Chávez no se va! y que seguramente desde marzo se mueven como el cuerpo militar al ritmo de ¡Chávez vive, la revolución sigue!
Con las declaraciones del ex presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, Eladio Aponte Aponte, de hace casi un año, se reveló en toda su extensión la corrupción, degradación y uso de la justicia para el aniquilamiento político, moral y humano de quienes disienten de la instauración del castrocomunismo. Este ex magistrado fue en su momento el hombre fuerte que impartía las injusticias que Chávez ordenó.
Aponte Aponte reconoció públicamente y ante un tribunal en Estados Unidos que ejecutó por mandato presidencial, la persecución de los comisarios Iván Simonovis, Lázaro Forero y Henry Vivas, la de los seis policías metropolitanos, la del ex general Francisco Usón, del capitán Otto Gebauer y del diputado José Antonio Sánchez (Mazuco), entre otros más.
Otra evidencia de la sujeción del sistema de justicia: dos jueces no se plegaron a la orden de Chávez; María de Lourdes Afiuni, juzgada y sentenciada vía televisión por Hugo Chávez por no seguir la carta oficial de “justicia” y Yuri López, obligada a pedir asilo en Estados Unidos, por defender la autonomía judicial y no acogerse a eso de que “órdenes son órdenes”.
Pero, el estado de putrefacción generalizada de toda la revolución tal vez sea ahora cuando comenzará a revelarse en su máxima extensión:
La punta del iceberg se asomó hace unas semanas con las revelaciones del audio de Mario Silva, el comunicador oficial de Chávez, quien desde el canal del Estado VTV destajaba cada noche a cuanto opositor se le antojara.
Ayer, aún sin terminar de digerir la inmundicia de ese audio, el dirigente de Primero Justicia, Juan José Caldera, presentó un video grabado supuestamente en la casa del empresario del gobierno Wilmer Ruperti. La grabación contiene una conversación de Ruperti, su secretaria y su asistente personal, con el dirigente de Un Nuevo Tiempo, Heliodoro Quintero, donde se dan graves indicios de otras formas de cómo se planifican las emboscadas contra varios dirigentes del sector democrático vía chantajes y montajes.
Una de esas víctimas es el propio Caldera, hoy sujeto a persecución judicial que como se corrobora en el video fue consecuencia de una treta en su contra montada por Ruperti y Quintero quienes engañaron a Caldera, ofreciéndole una contribución para financiar su campaña electoral para luego acusarlo falsamente de haber recibido dinero de origen no conocido.
Sólo cabe esperar que más temprano que tarde salga toda la basura escondida bajo la alfombra de esta mal habida revolución.
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