Resulta que las plantas de las empresas privadas que producían cemento fueron tomadas, hace ya unos años, por el gobierno para asegurar la soberanía y derrotar a los saboteadores que no permitían que el país se convirtiera en una potencia.
Recuerden que el finado era muy dado a los delirios. Luego de que les pusieron la mano, designaron a la esposa del actual canciller como presidente de la empresa, cargo que ya no desempeña.
De todas maneras, el estado en que se encuentran sus plantas demuestra que eso de ser potencia cada vez está más lejos.
Trabajadores de la planta ubicada en Pertigalete, Anzoátegui, una de las más grandes del país, dicen que los siete hornos con que cuenta la instalación están parados.
La planta opera de manera deficiente porque no hay camiones que les lleven piedra caliza y a las instalaciones no les han hecho el mantenimiento que requieren.
Agregan que de los 13 molinos existentes sólo cuatro están operativos y no hay repuestos para reparar los averiados. Si lo anterior les parece poco, agregan que tampoco tienen bolsas para despachar el poco cemento que producen.
La situación se repite en otras instalaciones cementeras, dicen los sindicalistas, muchos de ellos muy contentos cuando el finado "eterno" decidió ponerle la mano a esas empresas. Definitivamente hay que ser bien bolsa para seguir creyéndoles a estos "revolucionarios".
Cort. TalCualDigital
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