El asunto de ordenar en cadena nacional "que no quede nada en los anaqueles "fue una frase destinada a abrir la válvula de la presión popular y buscar exactamente lo que ocurrió en Daka
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCualDigital
A estas alturas de la vida, luego de década y media de gobierno destructor y justificador de errores, la cabeza de cualquiera se pone a inventar teorías sobre la acción del Estado. Cada quien tiene las suyas, y capaz alguno tiene la razón.
O todos, quién sabe. Desde aquí este minicronista lanza una sobre el saqueo de Daka en Valencia si no ordenado, por lo menos fomentado desde el Estado, que garantizará un manto de impunidad total y no castigará ni a los guardias nacionales ni a los PNB que se vieron cargando en vehículos oficiales su montón de aparatos robados.
Se nos ocurre, sin embargo, que el asunto de ordenar en cadena nacional "que no quede nada en los anaqueles"fue una frase destinada a abrir la válvula de la presión popular y buscar exactamente lo que ocurrió en Daka.
Cuando uno lee que este mes ha sido el más inflacionario en 50 años, que estamos en una espiral hiperinflacionaria y que el bolsillo se deshidrata frente a la realidad, a los controles inútiles, a los mercados negros varios; cualquiera pudiera pensar que estamos en el preludio de un Sacudón, de una andanada popular harta y sin contención.
Capaz alguien del gobierno pensó: "si fomentamos el saqueo contra los comercios y no como protesta al gobierno, bajamos la presión popular y, además, regalamos productos antes de las elecciones". Listo. Maduro llama a cadena.
El asunto es Daka para hoy y hambre para mañana.
Todos los que hacen las mil horas de colas para comprar "barato" se desesperan porque saben que al vaciarse las tiendas no habrá ni reposición, ni productos, ni ofertas, ni promociones, ni patria. Quedará la nada.
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