Farruco pareciera haber reflexionado sobre lo que antes hizo y sacado algunas conclusiones autocríticas que no puedo sino saludar
Por: Simón Boccanegra/TalCualDigital
He leído una declaración de Farruco Sesto, al tomar posesión de su cargo, que me ha dejado gratamente sorprendido. Que Farruco admita que se equivocó en el modo como se relacionó en su anterior gestión con los sectores de la cultura, que acepte la necesidad de trabajar con personas de las que diverge políticamente, y a las cuales promete ahora una "relación institucional", nos presenta a un Farruco que pareciera haber reflexionado sobre lo que antes hizo y sacado algunas conclusiones autocríticas que no puedo sino saludar.
Me apresuro a dejar sentado que estoy saliendo al encuentro de lo que no es, por ahora, otra cosa que una mera declaración, es decir, palabras. Aunque estas, en sí mismas, son también actos, falta ver, sin embargo, si la intención que ellas expresan se concreta en conductas que las materialicen.
Pero, por lo pronto, las tomo como moneda de buena ley y, supongo, de buena fe. Es de esperar que sea ese espíritu el que prevalezca a la cabeza del Ministerio de la Cultura y que el último párrafo de su declaración, en el cual alude a unos supuestos "enemigos", no sea sino un tributo ritual a la anterior tónica confrontacional, sectaria y discriminatoria stalinista, en suma- que caracterizó su anterior pasantía por el minpopoCultura.
Esas calificaciones no fueron "pendejadas", como dice, sino la justa respuesta que merecía un comportamiento que él mismo hoy declara dispuesto a modificar. Si esto es así, enhorabuena. Ganamos todos.
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