VV/Globovisión/ABC
ABC de España informa sobre la presunta actuación de un etarra de nombre Jose Antonio Egido en territorio venezolano, según el diario español el presunto integrante de la ETA trabajaría dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores .
A continuación el texto completo del editorial ABC:
"Otro etarra en Venezuela":
Cada día aparecen nuevos indicios de las relaciones -directas o indirectas- que el régimen autoritario de Hugo Chávez mantiene con la banda terrorista ETA y sus secuaces.
Hoy informa ABC sobre las andanzas en Venezuela de José Antonio Egido, cuya trayectoria no deja lugar a dudas sobre las características del sujeto: miembro de ETA en los ochenta, estuvo en primera fila con HB y su refundación en Batasuna, para culminar su tarea al servicio de la banda con la aportación de las siglas del PCTV que los terroristas intentaron sin éxito utilizar como soporte electoral. De ideología confesadamente marxista-leninista, Egido trabaja ahora para el Ministerio venezolano de Asuntos Exteriores, contratado por el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual; en definitiva, actúa bajo la dependencia de Nicolás Maduro, el canciller que se retrató hace pocos días al calificar al juez Eloy Velasco como miembro de lo que llamó «mafia de Aznar».
Desde su puesto en el citado instituto y en sus colaboraciones con la Universidad bolivariana, este individuo de adscripción inequívoca al sector más radical del independentismo vasco, transmite una imagen hostil de España, a la vez que proclama el derecho de autodeterminación y una visión sectaria de la historia con una evidente influencia sobre futuros diplomáticos y servidores públicos. Aunque Egido no tenga causas pendientes con la Justicia española, es notorio que Chávez está protegiendo a un enemigo de nuestro país y de las instituciones democráticas, por eso, entre otras muchas razones, Rodríguez Zapatero y el ministro Moratinos deberían exigir explicaciones contundentes al dictador venezolano y no jalearle a costa de dejar en mal lugar a los jueces y tribunales españoles. Por lo demás, no se trata de un hecho aislado, sino de una nueva prueba de la complacencia del régimen venezolano hacia los dogmas totalitarios que encubren los crímenes de ETA.
El auto del juez Velasco merece ser analizado con todo detalle para investigar a fondo los hechos que allí se denuncian. Sin embargo, el Ejecutivo prefiere no incomodar al dictador antes que respetar las reglas del Estado de Derecho y ejercer las acciones diplomáticas que procedan en defensa del interés general de España. Como tantos otros, José Antonio Egido es un ejemplo siniestro del entramado terrorista bajo un disfraz pseudopolítico, y su actividad al servicio del Departamento venezolano de Asuntos Exteriores refleja la debilidad lamentable de Rodríguez Zapatero ante Hugo Chávez.
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