Uno está vinculado al vuelo de Antonini Wilson, siendo quien habría llevado las maletas al avión, y trabaja de cerca con el presidente de Pdvsa; el otro es el ex director del Bandes y está envuelto en un caso de un faltante millonario en un fideicomiso de compras argentinas
La Nación/GDA/El Nacional
Del lado argentino, el rostro más visible de la "diplomacia paralela" cambió de manera abrupta y escandalosa. Ocurrió con la irrupción de una valija repleta de dólares que nadie reconoce como propia desde el 4 de agosto de 2007. Aquel "maletinazo" marcó el adiós del entonces "embajador en las sombras" Claudio Uberti y el despuntar de José María Olazagasti, por entonces secretario privado del ministro de Planificación, Julio De Vido, y luego jefe de Ceremonial de esa cartera, según coinciden funcionarios, empresarios y diplomáticos argentinos y venezolanos consultados por La Nación. Del lado venezolano, por el contrario, los interlocutores de los viajeros argentinos son funcionarios bolivarianos poco conocidos, pero que acumulan ya varias sospechas. Tanto vinculados a aquella valija, como a la presunta desaparición de US$13 millones del fideicomiso bilateral, según cuentan a La Nación fuentes de ambos países al tanto de esas gestiones solapadas.
Uno de esos nexos venezolanos con las "gestiones paralelas" argentinas es un estrecho colaborador del presidente de la petrolera estatal Pdvsa y ministro de Energía, Rafael Ramírez. Se trata de su antiguo custodio, Rafael Ernesto Reiter Muñoz, luego gerente de la región Metropolitana del área Prevención y Control de Pérdidas (PCP) de la petrolera.
Convertida durante los últimos años en una suerte de "policía política", según refieren sus críticos, la PCP debe encargarse de detectar posibles ilícitos cometidos dentro de la petrolera. En la práctica, sin embargo, Reiter (ahora de 31 años) cobró notoriedad entre 2007 y 2008 por su rol en el llamado caso Antonini Wilson.
Reiter sería quien transportó "dos maletas" hasta el avión del escándalo, según escribió uno de los condenados en el juicio en Miami, Franklin Durán, en una agenda que luego requisó el FBI, sospechas que también sostienen un hermano suyo, Pedro Durán, e incluso el propio Guido Alejandro Antonini Wilson.
El otro funcionario venezolano al que las fuentes vinculan a la "diplomacia paralela" es Franklin Méndez, quien ocupó varios cargos bajo la órbita de Pdvsa, pero que quedó bajo la lupa como director del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes), la entidad bancaria del Estado bolivariano que administró el polémico fondo fiduciario que compra productos argentinos.
En enero de 2005, el entonces embajador argentino en Caracas Eduardo Sadous consignó un faltante cercano a los US$ 83,9 millones de ese fideicomiso, que los venezolanos minimizaron como una mera cuestión contable, según reafirmó un alto ejecutivo de Pdvsa ante la consulta de La Nación.
Sadous decidió, sin embargo, dejar constancia de ese faltante. Lo hizo en el cable que, años después, reabrió las sospechas sobre la relación bilateral. Alertó sobre "la corrupción de los niveles medios y altos [uso de fondos del fideicomiso] y otros factores que están afectando seriamente los intereses argentinos".
Sadous conoció de cerca a De Vido y sus colaboradores cuando amanecían aquellos viajes singulares a Caracas. Al punto que en su primer paso por la capital venezolana, el ministro, su entonces vocero Alfredo Scoccimarro, Uberti y Olazagasti (ahora de 35 años) se hospedaron en la residencia del embajador.
Tras aquel viaje inicial, sin embargo, el equipo de De Vido optó por alojarse en uno de los mejores hoteles de Caracas, el Gran Meliá, muy cerca de la casa matriz de Pdvsa, al tiempo que sus vestuarios y hasta relojes de pulsera mostraban un evidente refinamiento.
Según indicó a La Nación una de las fuentes venezolanas consultadas, tanto Reiter como Méndez "llevaban la información [de Uberti, Olazagasti y otros funcionarios del entorno de De Vido] directamente a Rafael Ramírez", además de viajar también ellos a la Argentina.
Reiter registra una visita singular a Buenos Aires. Entre el 27 y el 29 de marzo de 2007, se alojó en el hotel Sofitel. Junto con él se hospedó un alto ejecutivo de Pdvsa y su hijo, que también cobraron notoriedad con el "caso de la valija", Diego y Daniel Uzcátegui. Ambos arrastran, desde 2008, sendos pedidos de captura de la Justicia argentina.
Uno de esos nexos venezolanos con las "gestiones paralelas" argentinas es un estrecho colaborador del presidente de la petrolera estatal Pdvsa y ministro de Energía, Rafael Ramírez. Se trata de su antiguo custodio, Rafael Ernesto Reiter Muñoz, luego gerente de la región Metropolitana del área Prevención y Control de Pérdidas (PCP) de la petrolera.
Convertida durante los últimos años en una suerte de "policía política", según refieren sus críticos, la PCP debe encargarse de detectar posibles ilícitos cometidos dentro de la petrolera. En la práctica, sin embargo, Reiter (ahora de 31 años) cobró notoriedad entre 2007 y 2008 por su rol en el llamado caso Antonini Wilson.
Reiter sería quien transportó "dos maletas" hasta el avión del escándalo, según escribió uno de los condenados en el juicio en Miami, Franklin Durán, en una agenda que luego requisó el FBI, sospechas que también sostienen un hermano suyo, Pedro Durán, e incluso el propio Guido Alejandro Antonini Wilson.
El otro funcionario venezolano al que las fuentes vinculan a la "diplomacia paralela" es Franklin Méndez, quien ocupó varios cargos bajo la órbita de Pdvsa, pero que quedó bajo la lupa como director del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes), la entidad bancaria del Estado bolivariano que administró el polémico fondo fiduciario que compra productos argentinos.
En enero de 2005, el entonces embajador argentino en Caracas Eduardo Sadous consignó un faltante cercano a los US$ 83,9 millones de ese fideicomiso, que los venezolanos minimizaron como una mera cuestión contable, según reafirmó un alto ejecutivo de Pdvsa ante la consulta de La Nación.
Sadous decidió, sin embargo, dejar constancia de ese faltante. Lo hizo en el cable que, años después, reabrió las sospechas sobre la relación bilateral. Alertó sobre "la corrupción de los niveles medios y altos [uso de fondos del fideicomiso] y otros factores que están afectando seriamente los intereses argentinos".
Sadous conoció de cerca a De Vido y sus colaboradores cuando amanecían aquellos viajes singulares a Caracas. Al punto que en su primer paso por la capital venezolana, el ministro, su entonces vocero Alfredo Scoccimarro, Uberti y Olazagasti (ahora de 35 años) se hospedaron en la residencia del embajador.
Tras aquel viaje inicial, sin embargo, el equipo de De Vido optó por alojarse en uno de los mejores hoteles de Caracas, el Gran Meliá, muy cerca de la casa matriz de Pdvsa, al tiempo que sus vestuarios y hasta relojes de pulsera mostraban un evidente refinamiento.
Según indicó a La Nación una de las fuentes venezolanas consultadas, tanto Reiter como Méndez "llevaban la información [de Uberti, Olazagasti y otros funcionarios del entorno de De Vido] directamente a Rafael Ramírez", además de viajar también ellos a la Argentina.
Reiter registra una visita singular a Buenos Aires. Entre el 27 y el 29 de marzo de 2007, se alojó en el hotel Sofitel. Junto con él se hospedó un alto ejecutivo de Pdvsa y su hijo, que también cobraron notoriedad con el "caso de la valija", Diego y Daniel Uzcátegui. Ambos arrastran, desde 2008, sendos pedidos de captura de la Justicia argentina.
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