Miren cómo estará de podrida la revolución que han tenido que cambiar su grito de guerra.
Por eso ahora, cuando ponen a los funcionarios de la GN a trancar la calle más transitada, montan sus tarantines rojitos y alinean las mercancías a precios solidarios, la gente se acerca con recelo y pregunta de dónde viene ese pollo que venden a cuatro bolívares.
Entonces, en un acto de sinceridad pero también de sorpresa, al compañero de franela roja se le atragantan las palabras y el comprador aprovecha la pausa para huir por la derecha.
Los que se quedan, terminan intoxicados en la sala de emergencia de un hospital, oyendo gritar a la enfermera de turno: ¡Doctor, otro que compró en Pdval!
Cort. TalCualDigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario