Por ANTONIO MARIA DELGADO/Especial para El Nuevo Herald
Los empresarios venezolanos que buscan dólares para reducir los riesgos que enfrentan dentro del país petrolero podrían estar corriendo mayores peligros al hacerlo en Estados Unidos, ante el periódico uso del mercado negro de divisas venezolanas para lavar dinero.
Un caso federal presentado recientemente contra más de una decena de empresarios venezolanos muestra que bandas de narcotraficantes están utilizando el mercado negro de Venezuela para legitimar sus fondos, generando grandes riesgos para miles de desprevenidos venezolanos que acuden a éste para adquirir divisas.
La situación, derivada de las limitaciones al mercado cambiario impuestas por el gobierno del presidente Hugo Chávez, no sólo afecta a empresarios que buscan dólares para la importación de bienes, sino también a individuos que intentan salir del bolívar para protegerse de la alta tasa de inflación y de la inestabilidad económica por la que atraviesa Venezuela, o que simplemente desean hacer uso de su dinero en Estados Unidos.
Alexis Chistik, director en Miami de la firma de investigaciones empresariales Kroll, dijo que operar en el mercado negro venezolano implica correr este tipo de riesgos.
"Todo depende de con quién trabajas. Si operas con una casa de bolsa regulada, que opera bajo los controles necesarios y reporta a los organismos de contraloría, es difícil que caigas en ese tipo de operación. Pero si operas de una forma paralela a través de un mercado negro que no está regulado, ahí sí corres el riesgo'', dijo Chistik.
En ocasiones, los venezolanos que acuden al mercado negro son concientes de que están participando en actividades de lavado de dinero. Lo hacen adquiriendo dólares provenientes de actividades ilícitas en Estados Unidos para venderlos por su equivalente en bolívares en Venezuela o trasladarlos físicamente a ese país y ofrecerlos en el mercado paralelo.
Según la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Florida, varios empresarios que fueron detenidos a principios de abril estaban al tanto de que estaban adquiriendo dólares provenientes del narcotráfico.
Pero la afirmación es negada por los abogados de los empresarios, algunos de los cuales sostienen que a sus clientes se les dijo que las transacciones cumplían con los requisitos legales.
"La comunidad venezolana [radicada en Estados Unidos] debe tener mucho cuidado'', advirtió el abogado Ibrahim Ghantous, quien representa a George Toutounji, uno de los empresarios venezolanos acusados recientemente de participar en una red de lavado de dinero.
"Encontramos gente que está atravesando dificultades para pagar sus cuentas aquí y tratan de tener acceso a su dinero debido a lo que ha ocurrido en Venezuela y son personas a las que se les está diciendo que los dólares que están comprando fueron obtenidos legalmente'', dijo Ghantous a El Nuevo Herald.
Según las autoridades estadounidenses, la falta de controles y regulaciones con que opera el mercado negro lo convierte en suelo fértil para ser usado por bandas delictivas con conexiones entre los dos países para poder blanquear los fondos que obtienen a través de sus actividades ilícitas.
"El mercado negro cambiario del bolívar es un ejemplo de los sistemas sofisticados y complejos usados por las organizaciones narcotraficantes para lavar dinero'', precisó en un comunicado el agente especial a cargo de la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) en Miami, Anthony Mangione, cuando los empresarios venezolanos fueron arrestados.
Y el riesgo está en que muchas de las personas que están acudiendo al mercado negro simplemente desconocen de dónde proceden esos fondos.
Según Ghantous y el abogado de la también empresaria venezolana Alba Villalobos, Juan Diego Berrío, ese es el caso de sus clientes.
"Ninguna de las personas involucradas [comprando dólares] pensaban que estaban incurriendo en actividades ilegales'', dijo Berrío. "Sólo había una persona involucrada en la venta de dólares que estaba al tanto de dónde provenía el dinero, pero no se lo estaba diciendo a nadie''.
Las autoridades, sin embargo, afirman que Villalobos sí estaba al tanto.
De acuerdo con la declaración jurada que sustenta los cargos, Rafael Solórzano, el principal acusado en la operación de lavado, le advirtió a Villalobos que estaba bajo la impresión de que las autoridades de Estados Unidos lo estaban siguiendo y que debía tener más cuidado.
Aún así Villalobos expresó su deseo de seguir negociando con Solórzano, solo le pidió que estuviera "mosca (alerta)'', según escribió en el la declaración jurada el agente de ICE Marcos Gómez.
Solórzano hizo la llamada de advertencia a su clienta frente a agentes del ICE que lo habían arrestado y declaró que todas las personas con quien negociaba los dólares en efectivo "sabían que el dinero se derivaba de la venta de narcóticos'', afirmó Gómez.
No obstante, Ghantous sostiene que ninguna de las más de las 2,000 grabaciones de audio y los 55 videos filmados y presentados como pruebas por las autoridades demuestran que las personas que estaban comprando dólares conocían su procedencia.
El hecho de que hayan estado al tanto o no podría terminar siendo un factor decisivo en la defensa de los acusados, quienes enfrentan penas hasta de 20 años de cárcel, pero lo que no está en disputa es que los fondos provenían de actividades ilegales.
Muchos empresarios están encontrando dificultades para adquirir dólares a través de CADIVI, el organismo gubernamental designado para controlar las operaciones cambiarias, y el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (SITME), mecanismo que reemplazó en mayo al mercado permuta que previamente operaba en el país.
El acceso de los venezolanos a la adquisición de dólares se vio severamente restringido a partir del 2003, cuando el gobierno asumió el control del mercado cambiario en un intento por detener la fuga de capitales que limitó las compras de dólares hasta un máximo de $2,500 al año. Para las empresas, los cupos eran mucho mayores, pero éstos estaban restringidos para la importación de productos básicos, como alimentos y medicinas.
Las empresas e individuos que no cumplían con los estrictos controles de CADIVI podían conseguir dólares a través del mercado permuta, cuyas operaciones estaban basadas en el canje de bonos del Estado, y en el mercado negro, normalmente a un tipo de cambio que estaba entre tres y cuatro veces más alto que la tasa oficial.
No obstante, el gobierno modificó las normas a mediados de este año, reemplazando el mercado permuta por el SITME, el cual otorga a las empresas un monto tope hasta de $350,000 mensuales, pero sólo para la importación de ciertos rubros.
Según algunos analistas venezolanos, la cantidad de dólares disponibles sigue siendo insuficiente.
"Hay muchas empresas que podrían estar recibiendo dólares para algunos insumos o bienes de capital, pero hay otros que encuentran que los insumos que desean importar no están dentro de las listas que establece CADIVI y no reciben los dólares que necesitan para importar estos productos'', dijo Maikel Bello, principal economista de la firma de asesores venezolana Ecoanalítica, quien añadió que esto está creando grandes problemas para el empresariado.
Un caso federal presentado recientemente contra más de una decena de empresarios venezolanos muestra que bandas de narcotraficantes están utilizando el mercado negro de Venezuela para legitimar sus fondos, generando grandes riesgos para miles de desprevenidos venezolanos que acuden a éste para adquirir divisas.
La situación, derivada de las limitaciones al mercado cambiario impuestas por el gobierno del presidente Hugo Chávez, no sólo afecta a empresarios que buscan dólares para la importación de bienes, sino también a individuos que intentan salir del bolívar para protegerse de la alta tasa de inflación y de la inestabilidad económica por la que atraviesa Venezuela, o que simplemente desean hacer uso de su dinero en Estados Unidos.
Alexis Chistik, director en Miami de la firma de investigaciones empresariales Kroll, dijo que operar en el mercado negro venezolano implica correr este tipo de riesgos.
"Todo depende de con quién trabajas. Si operas con una casa de bolsa regulada, que opera bajo los controles necesarios y reporta a los organismos de contraloría, es difícil que caigas en ese tipo de operación. Pero si operas de una forma paralela a través de un mercado negro que no está regulado, ahí sí corres el riesgo'', dijo Chistik.
En ocasiones, los venezolanos que acuden al mercado negro son concientes de que están participando en actividades de lavado de dinero. Lo hacen adquiriendo dólares provenientes de actividades ilícitas en Estados Unidos para venderlos por su equivalente en bolívares en Venezuela o trasladarlos físicamente a ese país y ofrecerlos en el mercado paralelo.
Según la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Florida, varios empresarios que fueron detenidos a principios de abril estaban al tanto de que estaban adquiriendo dólares provenientes del narcotráfico.
Pero la afirmación es negada por los abogados de los empresarios, algunos de los cuales sostienen que a sus clientes se les dijo que las transacciones cumplían con los requisitos legales.
"La comunidad venezolana [radicada en Estados Unidos] debe tener mucho cuidado'', advirtió el abogado Ibrahim Ghantous, quien representa a George Toutounji, uno de los empresarios venezolanos acusados recientemente de participar en una red de lavado de dinero.
"Encontramos gente que está atravesando dificultades para pagar sus cuentas aquí y tratan de tener acceso a su dinero debido a lo que ha ocurrido en Venezuela y son personas a las que se les está diciendo que los dólares que están comprando fueron obtenidos legalmente'', dijo Ghantous a El Nuevo Herald.
Según las autoridades estadounidenses, la falta de controles y regulaciones con que opera el mercado negro lo convierte en suelo fértil para ser usado por bandas delictivas con conexiones entre los dos países para poder blanquear los fondos que obtienen a través de sus actividades ilícitas.
"El mercado negro cambiario del bolívar es un ejemplo de los sistemas sofisticados y complejos usados por las organizaciones narcotraficantes para lavar dinero'', precisó en un comunicado el agente especial a cargo de la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) en Miami, Anthony Mangione, cuando los empresarios venezolanos fueron arrestados.
Y el riesgo está en que muchas de las personas que están acudiendo al mercado negro simplemente desconocen de dónde proceden esos fondos.
Según Ghantous y el abogado de la también empresaria venezolana Alba Villalobos, Juan Diego Berrío, ese es el caso de sus clientes.
"Ninguna de las personas involucradas [comprando dólares] pensaban que estaban incurriendo en actividades ilegales'', dijo Berrío. "Sólo había una persona involucrada en la venta de dólares que estaba al tanto de dónde provenía el dinero, pero no se lo estaba diciendo a nadie''.
Las autoridades, sin embargo, afirman que Villalobos sí estaba al tanto.
De acuerdo con la declaración jurada que sustenta los cargos, Rafael Solórzano, el principal acusado en la operación de lavado, le advirtió a Villalobos que estaba bajo la impresión de que las autoridades de Estados Unidos lo estaban siguiendo y que debía tener más cuidado.
Aún así Villalobos expresó su deseo de seguir negociando con Solórzano, solo le pidió que estuviera "mosca (alerta)'', según escribió en el la declaración jurada el agente de ICE Marcos Gómez.
Solórzano hizo la llamada de advertencia a su clienta frente a agentes del ICE que lo habían arrestado y declaró que todas las personas con quien negociaba los dólares en efectivo "sabían que el dinero se derivaba de la venta de narcóticos'', afirmó Gómez.
No obstante, Ghantous sostiene que ninguna de las más de las 2,000 grabaciones de audio y los 55 videos filmados y presentados como pruebas por las autoridades demuestran que las personas que estaban comprando dólares conocían su procedencia.
El hecho de que hayan estado al tanto o no podría terminar siendo un factor decisivo en la defensa de los acusados, quienes enfrentan penas hasta de 20 años de cárcel, pero lo que no está en disputa es que los fondos provenían de actividades ilegales.
Muchos empresarios están encontrando dificultades para adquirir dólares a través de CADIVI, el organismo gubernamental designado para controlar las operaciones cambiarias, y el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (SITME), mecanismo que reemplazó en mayo al mercado permuta que previamente operaba en el país.
El acceso de los venezolanos a la adquisición de dólares se vio severamente restringido a partir del 2003, cuando el gobierno asumió el control del mercado cambiario en un intento por detener la fuga de capitales que limitó las compras de dólares hasta un máximo de $2,500 al año. Para las empresas, los cupos eran mucho mayores, pero éstos estaban restringidos para la importación de productos básicos, como alimentos y medicinas.
Las empresas e individuos que no cumplían con los estrictos controles de CADIVI podían conseguir dólares a través del mercado permuta, cuyas operaciones estaban basadas en el canje de bonos del Estado, y en el mercado negro, normalmente a un tipo de cambio que estaba entre tres y cuatro veces más alto que la tasa oficial.
No obstante, el gobierno modificó las normas a mediados de este año, reemplazando el mercado permuta por el SITME, el cual otorga a las empresas un monto tope hasta de $350,000 mensuales, pero sólo para la importación de ciertos rubros.
Según algunos analistas venezolanos, la cantidad de dólares disponibles sigue siendo insuficiente.
"Hay muchas empresas que podrían estar recibiendo dólares para algunos insumos o bienes de capital, pero hay otros que encuentran que los insumos que desean importar no están dentro de las listas que establece CADIVI y no reciben los dólares que necesitan para importar estos productos'', dijo Maikel Bello, principal economista de la firma de asesores venezolana Ecoanalítica, quien añadió que esto está creando grandes problemas para el empresariado.
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