Las emisiones que ha realizado el Fisco nacional han ocasionado un creciente monto de la deuda interna. En 1999 no sobrepasaba los 3.500 millones de dólares, mientras que ahora bordea los 25.000 MM de los verdes
Por: Maxim Ross/TalCualDigital
Ahora que Pdvsa ha revelado sus resultados de 2009 y el Banco Central de Venezuela le ofrece créditos gratuitos a Sidor, una empresa que era rentable y productiva y no cubre sus costos operativos, digo, ahora que la República recibió autorización para emitir deuda interna y no ha podido colocarla y el "riesgo Venezuela" no cede en los mercados internacionales, cabe preguntarse con cierta inquietud sobre la situación de las finanzas públicas, en especial sobre el tema de la deuda pública. ¿En qué medida nos estamos endeudando y qué probabilidad existe de que Venezuela no pueda cumplir sus obligaciones internacionales? En ese sentido, utilizando, la información oficial disponible, intento dar una respuesta a esas interrogantes.
¡NOS ESTAMOS ENDEUDANDO! Comenzando por reconocer que este Gobierno, al igual que el de Lusinchi, ha reducido el margen de endeudamiento venezolano, también hay que decir que recientemente ha roto con esa conducta y el saldo de la deuda externa ha crecido sensiblemente en los últimos años de 40 a 75 mil millones de dólares desde 2006 a 2009, como se comprueba en el gráfico anexo.
Obsérvese allí que el mayor crecimiento corresponde a la deuda pública, mientras que la privada desciende.
El otro aspecto que debe conocerse es que existe un considerable y creciente monto de deuda interna, principalmente derivado de las emisiones que ha realizado el Fisco venezolano para financiar sus gastos operativos y de inversión.
Medida en dólares, alcanza casi a 25 mil millones en 2009, pero, desde luego, siendo que es pagadera en bolívares y sujeta al mecanismo de "licuefacción", pues se paga con moneda devaluada, el impacto no es tan grande. El cuadro es, entonces, preocupante, dada la aceleración que ha tomado el endeudamiento público, encabezado por Pdvsa. Para que se tenga una idea de su importancia, es bueno saber que en 1999 no sobrepasaba los 3.500 millones de dólares, mientras que ahora bordea los 25.000 millones de los verdes.
LOS SERVICIOS DE LA DEUDA AL PIB SON BAJOS Efectivamente, como se ha señalado públicamente muchas veces, Venezuela no tiene un severo problema de endeudamiento y de cancelación del servicio de la deuda, comparándola, como es de rigor, con el Producto Interno Bruto (PIB) y con los saldos de las reservas internacionales o con los ingresos de exportación.
Con respecto a la relación deuda externa/PIB, los números venezolanos son bajos, en especial si se comparan con otros países latinoamericanos o desarrollados. De acuerdo con datos del BCV y nuestras estimaciones en los informes de Coyuntura, esa relación era de un 40% en 1999 y es ahora del orden del 20%, igualando la regla que han seguido casi todos los países del subcontinente.
Solamente Argentina supera ligeramente esa relación con un 24% en 2009, pero si nos comparamos con la situación europea constatamos la diferencia.
En Alemania y Francia, por ejemplo, la deuda pesa un 74% del PIB, siendo los dos países menos afectados por la crisis internacional, mientras que en España y Portugal tiene un peso similar y en Italia representaba en 2009 un 115% del PIB.
¿UN PROBLEMA?
En relación al que si la deuda puede ser un problema para quienes nos prestaron o compraron nuestros bonos, los números que tenemos nos dicen que Venezuela no presenta condiciones para un "default" puesto que el peso del servicio de amortizar los saldos y cancelar los intereses es relativamente bajo respecto de las exportaciones o las reservas internacionales. Para que tengan una idea ese valor se acerca a un 10% de las exportaciones. Sin embargo, el hecho de que todas estas no ingresan al BCV, como era la regla tradicional, hace más significativa la relación a las reservas, la cual, aunque no es crítica, si revela un tema digno de preocupación porque en los próximos años (2011, 2012 y 2013) los vencimientos son importantes y las reservas liquidas se han reducido. Una política, por ejemplo, de mantener el esquema de transferencias al Fonden pondría en peligro los requerimientos de divisas para cumplir con dichos compromisos y la ruta de seguir endeudando a Venezuela no ha sido históricamente la más conveniente.
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