El atropello y la detención de los 35 venezolanos que reclamaban un mejor servicio del Metro de Caracas resumen algunas de las perniciosas facetas de la revolución castrocomunista que instaura Chávez en el país.
La primera, el grave deterioro que corroe a la infraestructura nacional. En la mengua del Metro de Caracas se sintetiza la incapacidad del Gobierno de mantener lo existente y de invertir en la expansión de toda la infraestructura del país.
La segunda, condensa la dualidad del mensaje del Gobierno. Por un lado desoye los legítimos reclamos de los usuarios por el sostenido deterioro de todo el servicio del Metro de Caracas y no fija responsabilidades ni aplica sanciones a sus incapaces gerentes. Por otro, acosa, encarcela y confisca a los del sector privado, quienes al discrecional entender del Gobierno, supuestamente atentan y menoscaban el interés colectivo, tal como lo está haciendo con el sector de la construcción.
La tercera, revela la total intolerancia del Gobierno "revolucionario" a la legítima protesta ciudadana. Como en anteriores protestas de la población, se ha criminalizado la reacción espontánea estos 35 usuarios del Metro para reclamar un buen servicio de transporte público. Chávez en su Aló dominical los acusó de "saboteadores.
La cuarta, evidencia la hegemónica injerencia que tiene Hugo Chávez en toda decisión policial a nivel nacional. Este domingo Chávez también afirmó que él dio la orden para que la Policía Nacional interviniera. Es un hecho público y notorio la manera despótica y agresiva cómo esta policía trató a los detenidos. ¿Esa violación de los derechos humanos también entró en la orden?
Y por último, refleja fielmente la forma deliberada como el Gobierno miente y desvirtúa la realidad. El mandatario y sus funcionarios no se cansaron de repetir" que estos 35 venezolanos actuaron de mano de los partidos de oposición que ahora "pretenden caotizar" al Metro de Caracas. Para muchos venezolanos que no ven a Globovisión, no oyen a Marta Colomina, o no siguen los twitter de Diego Arria, Federico Alberto Ravel o Nelson Bocaranda, la "verdad" de lo acontecido es la versión oficial de "sabotaje". Ése fue el eco que se repitió en la red de medios de comunicación que tiene secuestrado el Gobierno, desde el "canal de todos los venezolanos" VTV, el Diario VEA y la página Aporrea.com para abajo. Y como se sabe: una mentira repetida mil veces se transforma en verdad.
Lo que hace la diferencia con anteriores oportunidades es que fue en la populosa Catia el lugar donde se originó la protesta ciudadana. Catia ha sido un territorio chavista duro, ahora los usuarios de esa zona popular fueron los que alzaron la bandera de la protesta.
¿Sugiere esto que la población se está cansando y perdiendo la paciencia ante tanta incompetencia del Gobierno, que cada día deteriora más si calidad de vida?
La primera, el grave deterioro que corroe a la infraestructura nacional. En la mengua del Metro de Caracas se sintetiza la incapacidad del Gobierno de mantener lo existente y de invertir en la expansión de toda la infraestructura del país.
La segunda, condensa la dualidad del mensaje del Gobierno. Por un lado desoye los legítimos reclamos de los usuarios por el sostenido deterioro de todo el servicio del Metro de Caracas y no fija responsabilidades ni aplica sanciones a sus incapaces gerentes. Por otro, acosa, encarcela y confisca a los del sector privado, quienes al discrecional entender del Gobierno, supuestamente atentan y menoscaban el interés colectivo, tal como lo está haciendo con el sector de la construcción.
La tercera, revela la total intolerancia del Gobierno "revolucionario" a la legítima protesta ciudadana. Como en anteriores protestas de la población, se ha criminalizado la reacción espontánea estos 35 usuarios del Metro para reclamar un buen servicio de transporte público. Chávez en su Aló dominical los acusó de "saboteadores.
La cuarta, evidencia la hegemónica injerencia que tiene Hugo Chávez en toda decisión policial a nivel nacional. Este domingo Chávez también afirmó que él dio la orden para que la Policía Nacional interviniera. Es un hecho público y notorio la manera despótica y agresiva cómo esta policía trató a los detenidos. ¿Esa violación de los derechos humanos también entró en la orden?
Y por último, refleja fielmente la forma deliberada como el Gobierno miente y desvirtúa la realidad. El mandatario y sus funcionarios no se cansaron de repetir" que estos 35 venezolanos actuaron de mano de los partidos de oposición que ahora "pretenden caotizar" al Metro de Caracas. Para muchos venezolanos que no ven a Globovisión, no oyen a Marta Colomina, o no siguen los twitter de Diego Arria, Federico Alberto Ravel o Nelson Bocaranda, la "verdad" de lo acontecido es la versión oficial de "sabotaje". Ése fue el eco que se repitió en la red de medios de comunicación que tiene secuestrado el Gobierno, desde el "canal de todos los venezolanos" VTV, el Diario VEA y la página Aporrea.com para abajo. Y como se sabe: una mentira repetida mil veces se transforma en verdad.
Lo que hace la diferencia con anteriores oportunidades es que fue en la populosa Catia el lugar donde se originó la protesta ciudadana. Catia ha sido un territorio chavista duro, ahora los usuarios de esa zona popular fueron los que alzaron la bandera de la protesta.
¿Sugiere esto que la población se está cansando y perdiendo la paciencia ante tanta incompetencia del Gobierno, que cada día deteriora más si calidad de vida?
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