De los 12 largos y terribles años que lleva Hugo Chávez construyendo el comunismo en Venezuela, 2010 ha sido el peor.
Este año comenzaron a flotar las nefastas secuelas de la errada visión política, social y económica de la revolución castrochavista. Y, como ha sucedido en todo régimen dictatorial y comunista, el ansia incontrolable de poder hegemónico de Chávez se ha llevado por delante toda la institucionalidad democrática y ha hecho añicos a la Constitución de la República.
Como nunca antes, en este 2010 los poderes públicos, castrados por el Ejecutivo, han hecho de las suyas para complacer al Comandante en Jefe, sin importarles que con ello violen leyes o derechos humanos, sociales, económicos y políticos de los venezolanos.
El Ministerio Público y el Tribunal Supremo de Justicia han sometido sus roles al gobernante opresor que no acepta ni tolera la disidencia ni la crítica y se han convertido en instrumentos de venganza. La larga lista de los presos políticos del Gobierno sigue creciendo y hoy en las cárceles suman decenas los ciudadanos inocentes sometidos a juicios o cumpliendo sentencias espurias. Estos entes también ejecutan el arrebato de propiedades y bienes, al son que se cante desde cualquier Aló Presidente.
La Asamblea Nacional, donde los rojos tienen predominio, se convirtió en la maquinita de hacer y deshacer leyes para blindar "legalmente" a la revolución castrochavista e institucionalizar el comunismo en Venezuela. Este año han terminado de poner la base para expropiar a diestra y siniestra sectores productivos de cualquier área del acontecer nacional. Tierras, industrias, comercios, viviendas, nada queda a salvo de la depredación chavista. Han creado las comunas y el poder popular. La libertad de prensa, de opinión y de información está cercenada. La autonomía universitaria corre riesgo de ser violada "legalmente" y las instituciones de defensa de los derechos políticos quedan como meras utopías. La moneda vale cada vez menos, la inflación galopa incesantemente y, para cerrar el año,se aprueba una ley que amenaza con arrasar a la banca privada.
La Contraloría de la República de Chávez ignora con desparpajo la rampante corrupción e ineficiencia de una gerencia pública que se ha comido gran parte de los recursos que deberían haberse invertido para construir el desarrollo del país. No ha pedido rendición de cuentas por el colapso del sistema eléctrico, ni por la caída de la producción de PDVSA; tampoco por las toneladas de alimentos podridos de PDVAL, por el derrumbe de la infraestructura vial ni de la hospitalaria, o por el surgimiento de enfermedades antes controladas. Menos aún ha exigido al Gobierno que le explique al país por qué después de manejar ingentes recursos por más de diez años, aún existe el descomunal déficit de más de dos millones de viviendas.
Este año le explotaron en la cara al Gobierno todos los enredos de corrupción nacional e internacional tejidos con las redes del narcoterrorismo internacional. La sombra de la ETA, las FARC, Arturo Cubillas y Walid Makled será compañía no deseada de un Chávez habilitado inconstitucionalmente para legislar a discreción por todo 2011.
Si 2010 fue un año terrible, 2011 podría ser peor.
Pero con la voluntad de todos, unidos y remando hacía el mar de la justicia, 2011 podría ser el escalón que conduzca a un amanecer con una democracia nueva y fortalecida. A todos una Feliz Navidad y un 2011 de fructífera lucha para la recuperación de la democracia.
Este año comenzaron a flotar las nefastas secuelas de la errada visión política, social y económica de la revolución castrochavista. Y, como ha sucedido en todo régimen dictatorial y comunista, el ansia incontrolable de poder hegemónico de Chávez se ha llevado por delante toda la institucionalidad democrática y ha hecho añicos a la Constitución de la República.
Como nunca antes, en este 2010 los poderes públicos, castrados por el Ejecutivo, han hecho de las suyas para complacer al Comandante en Jefe, sin importarles que con ello violen leyes o derechos humanos, sociales, económicos y políticos de los venezolanos.
El Ministerio Público y el Tribunal Supremo de Justicia han sometido sus roles al gobernante opresor que no acepta ni tolera la disidencia ni la crítica y se han convertido en instrumentos de venganza. La larga lista de los presos políticos del Gobierno sigue creciendo y hoy en las cárceles suman decenas los ciudadanos inocentes sometidos a juicios o cumpliendo sentencias espurias. Estos entes también ejecutan el arrebato de propiedades y bienes, al son que se cante desde cualquier Aló Presidente.
La Asamblea Nacional, donde los rojos tienen predominio, se convirtió en la maquinita de hacer y deshacer leyes para blindar "legalmente" a la revolución castrochavista e institucionalizar el comunismo en Venezuela. Este año han terminado de poner la base para expropiar a diestra y siniestra sectores productivos de cualquier área del acontecer nacional. Tierras, industrias, comercios, viviendas, nada queda a salvo de la depredación chavista. Han creado las comunas y el poder popular. La libertad de prensa, de opinión y de información está cercenada. La autonomía universitaria corre riesgo de ser violada "legalmente" y las instituciones de defensa de los derechos políticos quedan como meras utopías. La moneda vale cada vez menos, la inflación galopa incesantemente y, para cerrar el año,se aprueba una ley que amenaza con arrasar a la banca privada.
La Contraloría de la República de Chávez ignora con desparpajo la rampante corrupción e ineficiencia de una gerencia pública que se ha comido gran parte de los recursos que deberían haberse invertido para construir el desarrollo del país. No ha pedido rendición de cuentas por el colapso del sistema eléctrico, ni por la caída de la producción de PDVSA; tampoco por las toneladas de alimentos podridos de PDVAL, por el derrumbe de la infraestructura vial ni de la hospitalaria, o por el surgimiento de enfermedades antes controladas. Menos aún ha exigido al Gobierno que le explique al país por qué después de manejar ingentes recursos por más de diez años, aún existe el descomunal déficit de más de dos millones de viviendas.
Este año le explotaron en la cara al Gobierno todos los enredos de corrupción nacional e internacional tejidos con las redes del narcoterrorismo internacional. La sombra de la ETA, las FARC, Arturo Cubillas y Walid Makled será compañía no deseada de un Chávez habilitado inconstitucionalmente para legislar a discreción por todo 2011.
Si 2010 fue un año terrible, 2011 podría ser peor.
Pero con la voluntad de todos, unidos y remando hacía el mar de la justicia, 2011 podría ser el escalón que conduzca a un amanecer con una democracia nueva y fortalecida. A todos una Feliz Navidad y un 2011 de fructífera lucha para la recuperación de la democracia.
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