viernes, 15 de julio de 2011

Cabral: antes del adiós, una última visita al bar

(Foto: EL UNIVERSAL )

El cortejo fúnebre se detuvo en La Biela, lugar donde el cantautor solía compartir el café con los parroquianos

BUENOS AIRES.— Eran más de un centenar de personas, acongojadas y entonando a coro el himno. “No soy de aquí ni soy de allá” fue el tema elegido por amigos y seguidores para despedir a Facundo Cabral, cuando sus restos partieron del teatro ND Ateneo hacia el cementerio Jardín de Paz, en la localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires.

El sepelio se había extendido hasta el martes a las 22 horas, y ayer ya sólo hubo lugar para una pequeña ceremonia íntima con sus familiares y las personas más allegadas.

La partida del cortejo fue coronada con canciones y aplausos y no pocas lágrimas, no sólo de los que lo conocieron y lo veían caminar a diarios por esas calles del Barrio de Retiro o La Recoleta, sino también por decenas de extranjeros, ecuatorianos, mexicanos, peruanos, y hasta algunos estadounidenses que cantaron en coro, como la manera más bonita de decirle “hasta siempre Facundo Cabral”.

El cortejo recorrió 33 kilómetros hasta el cementerio, pero antes hizo una obligada parada en La Recoleta, más precisamente en el Bar La Biela, en la calle Ortiz y Avenida Quintana, donde Cabral compartía horas y cafés junto a los parroquianos que el martes le hicieron una suerte de Guardia de Honor, y desplegaron un aviso fúnebre en el diario matutino La Nación.

Alberto Daneri, periodista y amigo de Cabral, en una sentida nota en el periódico Tiempo Argentino elogió su condición humana y al mismo tiempo aseguró que “era nuestro arcángel del alma, quizá su obra sea una peregrinación sin cruz por el vacío de un planeta sin fe. Él, burbujeante como una copa de champagne, vivirá en la memoria de quienes ansían un mundo mejor”.

Recuerdos

La figura de Cabral, fallecido el sábado último a los 74 años, fue recordada ayer por los embajadores en la reunión de la OEA en Washington.

El organismo declaró su pesar por el asesinato de “un artista cuya vida se caracterizó siempre por su música de reflexión, de crítica social y de profunda observación constante sobre el mundo”, según dijo el presidente del Consejo Permanente de la OEA, el guatemalteco Jorge Skinner Klee.

Finalmente, la presidencia argentina, junto a los tres días de duelo dio a conocer un comunicado. Ahí, la presidenta Cristina Fernández resalta que Cabral “consagró su vida al canto, transmitiendo con sus letras el espíritu de paz inspirado en las enseñanzas de Jesús, Ghandi y la madre Teresa”.

El tramo final

Después de los aplausos y vivas de los comensales y meseros en el Bar La Biela, el cortejo fúnebre continuó con su camino hacia el cementerio privado Jardín de Paz, a donde llegó ya muy cerca del mediodía.

Allí, tuvo lugar una misa de responso en la capilla y luego los restos fueron depositados en la sala de reposo a la espera de que sean cremados, tal y como fue la última voluntad de Cabral, según sus familiares.

Ahora sí, después del duelo y del adiós de sus conciudadanos (los de aquí y los de todo el mundo, porque siempre dijo que su casa era el mundo), queda su vida y sus canciones, junto al recuerdo imborrable de lo más cercano que tuvo Latinoamérica al mensajero de la paz.

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