Por Laureano Márquez/TalCualDigital
Curioso nombre el que Pdvsa ha escogido para denominar su incursión en el mercado porcino. Nada es casual en los símbolos y nomenclaturas usadas por el poder en estos tiempos.
Más que un plan para abastecer de carne de cerdo al país, parece una opinión sobre quien detenta la suprema autoridad en una sociedad democrática: el ciudadano. No sabemos exactamente si la expresión es producto de eso que llaman lapsus brutis o de lo que Freud catalogaba como "actos fallidos", que se presentan como consecuencia del conflicto entre dos intenciones, una consciente y otra inconsciente.
¿Por qué asociar al cerdo el término "soberano"? Claro que uno podría usar la expresión "¡soberano cerdo!" para referirse a un puerco rollizo y apetecible, en el mismo sentido en que uno dice, por ejemplo: "le armaron un soberano lío", para significar que se trata de un lío de grandes dimensiones. No es el caso de la expresión comentada, en la que parece, más bien, que "el soberano" es el nombre del cerdo.
Claro que uno no puede afirmar con propiedad politológica que el soberano es el cochino, porque si este tuviese posibilidad de decidir su futuro, nunca votaría por acabar convertido en morcilla.
Aunque se han visto casos.
Hay, pues, una intención consciente, quizá, de pretender que a partir de ahora el popular cochino, en manos de los conductores de la industria petrolera nacional, pasa a ser del dominio popular con el lema "ahora el cerdo es de todos", por contraste con el pasado, remoto ya, en el que el chancho era manjar solamente de unos pocos. Sobre la intención inconsciente no podemos emitir juicios, porque es asunto de especialistas y diván, pero me niego a creer que se trate de una calificación o juicio de valor. Quizá también estamos hilando muy fino y detrás de todo esto lo que hay es, simplemente, un jodedor de esos que tanto abundan por estos lares, donde sólo el humor parece tomarse las cosas en serio.
Como los derivados del marrano son mucho más abundantes que los del petróleo, creemos que Pdvsa tiene bastante trabajo por delante. Seguramente los cerdos vendrán en barriles. Ojalá no vaya a caer la producción, ni a secarse los chiqueros. Quién sabe, a lo mejor hasta se patente la "cochinomulsión", para extraer de los corrales cerdos extrapesados. Lo bueno de esta nueva área de negocios en la que incursiona nuestra estatal petrolera es que todo es aprovechable. Lo malo: la corrupción que de ello puede derivarse. Mi papá lo resumía en una frase: "en el cochino todo es negocio y en el negocio todo es cochino".
Probablemente al lector se le vino a la mente el celebrado libro de George Orwell, cuya trama transcurre en una granja. También en Venezuela hay una granja y su nombre es "Ladera". En ella, como en la novela del escritor inglés: "Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros"
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