Por: VenEconomía
En los acuerdos políticos y comerciales de esta semana entre los mandatarios Juan Manuel Santos y Hugo Chávez hubo mucha paja y poca sustancia.
El abrebocas de esta “productiva” reunión entre los presidentes de Colombia y Venezuela fue el “regalo de bienvenida” que le diera el Gobierno de Chávez a Santos: la captura y la eventual extradición del capo del narcotráfico Maximiliano Bonilla Orozco (alias “el Valenciano”), a Estados Unidos. Esta prenda que le dio Chávez a Santos dejó en el aire dos interrogantes ¿le entregó Santos a Chávez las coordenadas del nuevo jefe del grupo narcoterrorista FARC, Rodrigo Londoño Echeverri (alias Timoleón Jiménez o Timochenko)? De haberlo hecho ¿entregaría Chávez también a Timochenko? Según Santos, existe un acuerdo entre ambos gobiernos para el combate de las FARC ¡Ver sería creer!
Lo más publicitado de la reunión fueron los 11 acuerdos comerciales estratégicos firmados en materia de Energía, Agroindustria, Ganadería, Línea Blanca, Construcción, Farmacéutica, Tecnología, entre otras.
En opinión de VenEconomía, la mayoría de estos acuerdos son la paja que habría que dejar de lado por su dudosa trascendencia, como por ejemplo, el de un Oleoducto entre la Faja Petrolífera del Orinoco y el Puerto de Tumaco, en el Mar Pacífico colombiano; así como el del Gasoducto Ricaurte que llevaría hasta Panamá y Ecuador el gas que Venezuela ya no produce; el intercambio de energía eléctrica en zonas no interconectadas; la instalación de una fábrica de medicamentos genéricos en Guacara, Edo. Carabobo; y la compra por parte de Venezuela de 1.000 vientres lecheros, 200 toros, 25.000 animales en pie y 14.000 para engorde y beneficio.
El grano, la esencia de lo convenido es el acuerdo bilateral parcial de preferencias arancelarias que regirá el intercambio comercial de los dos países. Según este acuerdo se levantarán las barreras arancelarias a unos 3.500 productos. Aunque el convenio no es tan positivo como hubiese sido el retorno de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones, es un paso en la dirección correcta para retomar el camino de las negociaciones que existían desde hace más de 20 años y que Chávez abandonó al salirse de la CAN en 2006.
En resumen: La buena noticia es que pareciera que los “nuevos mejores amigos” reactivarán las interrumpidas relaciones comerciales, que tantos beneficios dejan a ambas poblaciones. La mala, es que el volátil temperamento del mandatario venezolano, sus erradas políticas económicas y su empeño de instaurar un comunismo a la cubana en Venezuela, hacen que se tema que los acuerdos firmados pendan de la punta de un alfiler.
El abrebocas de esta “productiva” reunión entre los presidentes de Colombia y Venezuela fue el “regalo de bienvenida” que le diera el Gobierno de Chávez a Santos: la captura y la eventual extradición del capo del narcotráfico Maximiliano Bonilla Orozco (alias “el Valenciano”), a Estados Unidos. Esta prenda que le dio Chávez a Santos dejó en el aire dos interrogantes ¿le entregó Santos a Chávez las coordenadas del nuevo jefe del grupo narcoterrorista FARC, Rodrigo Londoño Echeverri (alias Timoleón Jiménez o Timochenko)? De haberlo hecho ¿entregaría Chávez también a Timochenko? Según Santos, existe un acuerdo entre ambos gobiernos para el combate de las FARC ¡Ver sería creer!
Lo más publicitado de la reunión fueron los 11 acuerdos comerciales estratégicos firmados en materia de Energía, Agroindustria, Ganadería, Línea Blanca, Construcción, Farmacéutica, Tecnología, entre otras.
En opinión de VenEconomía, la mayoría de estos acuerdos son la paja que habría que dejar de lado por su dudosa trascendencia, como por ejemplo, el de un Oleoducto entre la Faja Petrolífera del Orinoco y el Puerto de Tumaco, en el Mar Pacífico colombiano; así como el del Gasoducto Ricaurte que llevaría hasta Panamá y Ecuador el gas que Venezuela ya no produce; el intercambio de energía eléctrica en zonas no interconectadas; la instalación de una fábrica de medicamentos genéricos en Guacara, Edo. Carabobo; y la compra por parte de Venezuela de 1.000 vientres lecheros, 200 toros, 25.000 animales en pie y 14.000 para engorde y beneficio.
El grano, la esencia de lo convenido es el acuerdo bilateral parcial de preferencias arancelarias que regirá el intercambio comercial de los dos países. Según este acuerdo se levantarán las barreras arancelarias a unos 3.500 productos. Aunque el convenio no es tan positivo como hubiese sido el retorno de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones, es un paso en la dirección correcta para retomar el camino de las negociaciones que existían desde hace más de 20 años y que Chávez abandonó al salirse de la CAN en 2006.
En resumen: La buena noticia es que pareciera que los “nuevos mejores amigos” reactivarán las interrumpidas relaciones comerciales, que tantos beneficios dejan a ambas poblaciones. La mala, es que el volátil temperamento del mandatario venezolano, sus erradas políticas económicas y su empeño de instaurar un comunismo a la cubana en Venezuela, hacen que se tema que los acuerdos firmados pendan de la punta de un alfiler.
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