¡UN HURACÁN LLAMADO PAULINA! Con arrestos ha regresado a la palestra política Paulina Gamus, quien sobresaliera en la época dorada de Acción Democrática en diversas facetas que la hicieron una de sus militantes que más brilló. Su contundente entrevista en el semanario "La Razón" no tiene desperdicio. Paulina comienza expresando que este "es un Gobierno entreguista", que Chávez le entregó Venezuela a los cubanos y que le damos petróleo barato a los chinos y nos endeudamos grandemente.
Para la exministra y exparlamentaria el balance es negativo. "El país en ruinas, acabaron con la institucionalidad, la inexistencia de la justicia". Para ella recuperar lo destruido no va a ser fácil. "La transición será muy difícil". Hace énfasis en que "el socialismo de Chávez es un híbrido de fascismo y comunismo". Paulina Gamus no se anda con majaderías y sostiene que en Acción Democrática no hay democracia interna: "Ramos Allup tiene tantos años en el partido como Chávez en el poder". De los militares expresa que "toda la vida han sido acomodaticios; hay mucha corrupción en la FAN, la impunidad es absoluta". Critica que nuestra sociedad es machista, no pensando en el liderazgo femenino. Y subraya que "Chávez ha dejado robar y ese ha sido su éxito; hay una distribución grosera de la riqueza, pero hacia ellos". Para Paulina Gamus es necesario gente nueva, los viejos dirigentes deben dar paso a otros, como hacen los artistas, los bailarines, y los deportistas. Sostiene que en todos los gobiernos se graban conversaciones, que la ruptura con Israel fue un gran disparate del régimen chavista. ¿A qué atribuye el auge de la corrupción en este Gobierno? "A la impunidad absoluta. La corrupción no la acaba nadie, lo único es que sea juzgada de manera imparcial. En la cuarta república hubo corrupción, pero hubo temor, especialmente si eran descubiertos, si eran sentenciados. Había investigaciones de parte de la Fiscalía, el TSJ, ahora no hay nada de justicia". A la pregunta de si las Fuerzas Armadas acatarán el resultado electoral si el mismo es desfavorable a Chávez, cree que sí lo aceptarán. Concluye el diálogo con la reportera Myriam Mosquera comunicándole que actualmente escribe sus memorias y que es bisabuela de un niño colombiano. Paulina Gamus es abogada y se jubiló del Congreso en 1999, a los 8 meses de hallarse Chávez en la Presidencia.
¿EL CAMPEONATO DE BEISBOL? Si estos son bigleaguers, la pelota que se juega en las grandes ligas es la más degradada, como afirmara Rickey Henderson al entronizársele en Cooperstown. El mejor importado que desfiló, Jerome Williams, abandonó el certamen por los inaceptables convenios con los clubes del big show. Cada vez son más crueles para con el pasatiempo latino los contratos que los jugadores suscriben. Igualmente sucede en Puerto Rico, México y República Dominicana. Venezuela no es la excepción. Los propietarios de los clubes de las mayores son rígidos, van a lo suyo, importándoles nada las aficiones que claman por el glorioso pasado que nunca volverá. Y es que el beisbol se transformó en industria, en negocio, al punto de pensarse, ya, en multiplicar la expansión, hablándose de dos nuevas franquicias sin existir el material para ello. La televisión, en todo caso, resolvería la papeleta importándole un bledo a los dueños el sentir del aficionado. Las generaciones beisboleras del pasado no disfrutarán jamás de lo que vivieron las de los años 50, 60 y hasta el 70. En el campeonato actual no existe un solo pelotero que motive su presencia en el estadio para recrearse exclusivamente con él. En los 50's se iba al parque a ver a Carrasquelito, a Aparicio, por ejemplo. A Vidal López, a Benítez Redondo, Camaleón García, Ramón Monzant. Los fans actuales pueden ver a Johan Santana solo por la televisión, desde Estados Unidos. Lo que daría la muchachada actual por ver a Miguel Cabrera, champion bat de la Liga Americana con el sólido average de .344. Imperdonable lo que le han hecho los propietarios de los clubes de liga grande a la afición de México y Venezuela y del Caribe. Posiblemente a eso obedezca que, desde que colgué el micrófono después de mi ocurrencia de imponer el comentarista en las narraciones beisboleras, nunca más pisé un estadio en este país. Y viendo de vez en cuando por la tele el pobre show, sigo sin arrepentimiento ninguno. ¿Caimaneras? Para grandeliga, yo.
Cort. El Universal
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