SIMÓN BOCCANEGRA/NDO/TalCualDigital
El chavismo, con su máximo líder en primer lugar espera que otros dirigentes y militantes abandonen el barco. Algo deben saber, tienen en la mira a algunos sospechosos. Dicen que no se extrañan con lo ocurrido con el Gato.
Ahora resulta que el gobernador de Monagas, José Gregorio Briceño, nunca fue una persona confiable. Es difícil de entender que una organización política haya postulado en por lo menos tres procesos electorales a una persona en la que nunca confiaron. Siempre el Gato escondía algo, dicen los voceros rojos rojitos.
Desde Esteban para abajo no hay nadie que confiara en el gobernador de Monagas. Todos sabían que no tenía la condición “revolucionaria” que a ellos los adorna. Su pasado adeco ya es una pista que abona las dudas, y no es el único que hoy milita con fervor en el PSUV que tuvo militancia en AD o Copei.
Hay quienes dicen, con el típico lenguaje estalinista, que lo del Gato es una “desviación”, aunque realmente la desviación hubiera sido aceptar la decisión de Pdvsa y poner a beber petróleo a los habitantes de Maturín.
Leyendo Aporrea se evidencia que todos los que están en el proceso se encuentran bajo sospecha. Según varios de sus articulistas, las filas rojas están llenas de oportunistas, Además de que parece que también hay muchos corruptos que se están aprovechando del proceso, al parecer nunca se enteraron de los de Pudreval, por citar un caso.
Hay quien afirma que al Caporal no sólo se le ha arrimado un chiripero y algunos alacranes, sino que también lo rodean muchos vagabundos y resentidos. Están descubriendo el agua tibia. Yelitze Santaella, la mandadera del Pimentón, según el Gato, se manda un discurso donde dice que está cansada de “traidores” al proceso. Realmente el PSUV está lleno de traidores, pero a la esperanza de los venezolanos.
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