Con una intensidad de 7,8 en la escala Richter, el terremoto que sacudió este martes gran parte de México fue el más intenso registrado desde 1985, año en que un sismo de 8,1 se cobró al menos 10.000 muertos.
Sin embargo, a pesar de su intensidad, en esta ocasión varios factores contribuyeron a convertir lo que podría haber sido una nueva tragedia en apenas un mero susto.
Según los expertos fue clave el hecho de que el terremoto fuera del tipo conocido como de "subducción", es decir, que se produjo a un nivel bastante inferior al de la superficie terrestre.
Físicos del Servicio Sismológico Nacional de México señalaron que la energía desprendida por el sismo fue al menos la mitad que en 1985.
Las décimas de diferencia entre uno y otro sismo son claves, explicaron, ya que el aumento de intensidad en la escala Ritcher es exponencial, lo que hace que un temblor de grado cuatro no sea el doble de uno de grado dos, sino 100 veces superior.
La magnitud de un terremoto en esta escala aumenta al menos diez veces de un grado al siguiente.
Factores geológicos
Aun así, un temblor de esas características habría producido daños y posiblemente muertes en caso de darse en una ciudad.
Pero el epicentro sísmico se ubicó a 29 km al noroeste de la localidad de Ometepec, área con escasos centros urbanos cercano a la costa de los estados de Guerrero y Oaxaca.
Fue precisamente allí donde se reportaron heridos y al menos 500 casas destruidas, aunque todavía se desconoce con exactitud el alcance de los daños debido a que se trata de una extensa área alejada y habitada mayormente por indígenas.
El hecho de que el epicentro estuviera distante también disminuyó el riesgo de tsunami, dado que según las autoridades éste se encontraba al menos a unos 40 km de la costa mexicana del Pacífico en línea recta.
Mayor preparación
Más allá de los factores geológicos que habrían minimizado el impacto de un sismo semejante, también ayudó el hecho de que los mexicanos estuvieran mucho mejor preparados que hace 27 años.
Desde el terremoto de 1985, México modificó los reglamentos de construcción en todo el país, por lo que la construcción de edificios resistentes a temblores se toma mucho más en serio.
Los edificios públicos, por ejemplo, cuentan con protocolos de actuación en caso de emergencias y en el país se realizan habitualmente simulacros a gran escala.
De hecho, medios locales reportaron que ese mismo día, y prácticamente a la misma hora en que se producía el terremoto, el estado de Chiapas tenía preparado un macrosimulacro con el fin de evaluar la respuesta de la población en un área en donde 2012 se registraron más del 50% de los movimientos telúricos del país.
Así que alumnos de escuelas públicas y privadas, empresas e instituciones estatales estaban listos para actuar cuando empezaron a percibirse los primeros temblores.
Por otra parte, como ya viene siendo habitual en los últimos años, redes sociales como Twitter y Facebook ayudaron tanto en las labores de asistencia como en la toma de contacto entre amigos y allegados, evitando el colapso de las redes telefónicas.
Todas estas circunstancias ayudaron a que, al menos en la capital, el incidente más grave registrado fuera el de un microbus aplastado por un puente peatonal.
NDO/Globovisión/BBC
No hay comentarios:
Publicar un comentario