"Muchas de las decisiones que uno debe tomar en la vida son complicadas", fue la primera reflexión que disparó Carlos Guillén al otro lado del hilo telefónico. "Y esta, sin duda alguna, es de las más difíciles que he tenido que tomar en la mía".
El venezolano acababa de dejar en shock a propios y extraños en Peoria- donde está ubicado el complejo primaveral de los Marineros de Seattle- al informar su retiro de los diamantes. "Intenté volver, pero no pude", suspiró haciendo alusión a la lesión de la rodilla izquierda que sufrió durante la temporada de 2010 y que solo le permitió jugar 28 cotejos con los Tigres de Detroit el año pasado. "Ahora siento molestias en la pantorrilla, producto de la misma inactividad", lamentó.
Esta no era la manera que había planeado Guillén para colgar los spikes. "Mi familia y amigos desean que yo siga jugando, pero mi cuerpo me dice que no puedo", sostuvo quien en 14 años de andar en las Mayores deja promedio vitalicio de .285 con 124 jonrones, 733 carreras anotadas y otras 660 producidas. "A pesar de todos los tropiezos estoy contento con lo que logré como profesional".
Es que obstáculos hubo de sobra para el aragüeño en su carrera en la gran carpa, hasta el punto que debió pasar tres veces por el quirófano: en 1994 para operarse el hombro izquierdo, en 2004 la rodilla derecha y en 2010 la rodilla izquierda.
El daño de las lesiones a su carrera fue tal, que desde la temporada de 2008 debió perderse 321 encuentros por molestias físicas.
A pesar de semejante handicap, los Marineros de Seattle (equipo con el que debutó en las Grandes Ligas), le ofrecieron un contrato de ligas menores este año con invitación a los entrenamientos primaverales. Pero Guillén cree que llegó la hora de tirar la toalla.
"Retirarme es la mejor decisión que puedo tomar ahora, tanto por mí como por este equipo que cuenta con tanto talento joven que deben desarrollar", argumentó quien no paró de recibir llamadas de apoyo. "Una de las primeras personas con quien hablé fue con Magglio (Ordóñez). Me felicitó por todo lo que logré y me dijo que todas estas lesiones son cosas que pasan en el beisbol. Al final a todos nos llega la hora".
Guillén no planea hacerse técnico ni manager... al menos por ahora. "Eso no me interesa. Lo que quiero en este momento es tener tiempo suficiente para compartir con mi familia. La rutina de un pelotero no te deja compartir con tus hijos como tu quisieras y pienso recuperar todo lo que me he perdido", confiesa.
Otro de los proyectos a los que se dedicará ambidextro de ahora en adelante es a compartir más con los prospectos que intenta desarrollar en su academia de beisbol en Venezuela. "Representar y apoyar a un jugador no es simplemente regalarle un bate y una pelota. Hay que prepararlos mentalmente para todos los obstáculos que te presenta el beisbol".
Despedirse con los Navegantes del Magallanes también es una opción. "Depende de ellos. Hace años que quiero jugar pero no me entiendo con la gerencia. Por eso veo difícil que acordemos una despedida allá".
NDO/El Universal
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