SIMÓN BOCCANEGRA/NDO/TalCualDigital
Cuando uno ve lo que están haciendo el gobierno y Pdvsa con las empresas de la Faja, literalmente entregando dos de ellas a China y a Rusia, se pregunta dónde habría puesto el grito Hugo Chávez si estuviera en la oposición, vociferando sobre “traición a la patria” y “entrega”.
Era lo que decía sobre la apertura petrolera llevada a cabo en el gobierno de Caldera. Para después, por cierto, adelantar también una apertura, pero en condiciones financieras de Pdvsa tan críticas que hoy se ve obligado a deshacer parte de lo hecho, para buscar la plata que no tiene Pdvsa, endeudada hasta los epiplones. Según las agencias de noticias internacionales, Pdvsa planea reducir su participación en las empresas mixtas del 60% al 51%.
Por lo pronto, venderá el 10% de Petropiar a la empresa china Citic, que lleva asociado el 10% del petróleo subyacente, que ya no es nuestro sino chino. Por otro lado Pdvsa se ha asociado con la empresa rusa Gazprom para la explotación de campos petroleros maduros, de crudos livianos, en Bachaquero y Lagunillas.
Todo esto, por supuesto, no es sino la confesión de la crisis financiera que atraviesa Pdvsa. No hay un plan detrás de estas jugadas sino la búsqueda desesperada de dinero, por parte de Pdvsa, que acumula deudas con varias de las compañías socias y con proveedores por la bagatela de 22 mil millones de dólares. Por cierto que una cosa es asociarse financieramente con una empresa extranjera, conservando Pdvsa la mayoría, y otra distinta es ceder activos de Pdvsa a empresas extranjeras, tal como se ha hecho con los chinos. Y, a propósito, ¿no estamos ante una forma de privatización por pedacitos de Pdvsa?
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