La escasez de medicinas es hoy un gravísimo problema de salud en el país. La lista de remedios faltantes es ciertamente despiadada. ¿Y qué hace la Comisión de Administración y Restricción de Divisas (Cardivi, sugerimos el cambio de nombre), que depende como todas las instituciones del Estado de los caprichos del autócrata? Nada
SIMÓN BOCCANEGRA/TalCialDigital
Criminal, no de otra manera puede calificarse la política de abastecimiento de medicinas del gobierno del autócrata de Venezuela, de quien por cierto se esperaba una actitud más sensible y humana en estos días que corren, habida cuenta de su crítica situación de salud.
Pero no es así, desde al año pasado (¿será retaliación?) millones de venezolanos deben hacer permanentes giras farmacéuticas por todo el país en búsqueda de los medicamentos que no consiguen para enfermedades que van desde una simple gripe, pasando por diabetes, hipertensión, afecciones renales, mentales, del corazón, sida y cáncer entre otras afecciones.
La escasez de medicinas es hoy un gravísimo problema de salud en el país. La lista de remedios faltantes es ciertamente despiadada. ¿Y qué hace la Comisión de Administración y Restricción de Divisas (Cardivi, sugerimos el cambio de nombre), que depende como todas las instituciones del Estado de los caprichos del autócrata? Nada.
Por el contrario, en Cardivi dicen "ordene presidente". Y la orden es restringir las divisas en todas las áreas, aunque en el caso de las medicinas esto signifique una especie de genocidio a cuenta gotas contra millones de compatriotas que no encuentran alivio o la posibilidad de sobrevivir más tiempo a enfermedades inclementes.
Pero es que el autócrata necesita muchos dólares para seguir su cruzada demencial por el mundo y construir el "Socialismo del Siglo XXI", acompañado de una corte de funcionarios delincuentes de cuello rojo-rojito que depositan en sus bolsillos las divisas de los incontables guisos del gobierno.
Pero volvamos al tema. ¿Y qué importa esto al autócrata? Nada. A él solo le importa y preocupa YO EL SUPREMO y no solo no padece la escasez sino que dispone a su antojo de suficientes dólares verdes-verdecitos del imperio para pagar costosos médicos de Brasil o España que le atienden en La Habana, donde cuenta con la cabronería y tiranía de los Castro que le permite el secretismo con el cual maneja su enfermedad.
Al final de cuentas el autócrata se justifica con el crucifijo en la mano. Él se cree el pueblo y el pueblo es él, ergo, si yo sufro sufre el pueblo y si sufre el pueblo sufro yo.
¡Ah! Pero Cardivi dice que ha entregado 1.000 millones de dólares para salud este año. ¿Dónde están? Son los delirios del poder envilecido.
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