lunes, 4 de junio de 2012

¿Dará la talla?

La incertidumbre por el cáncer marca la ruta del presidente Hugo Chávez hacia la reelección y abre paso a la pregunta de si podrá cumplir con las responsabilidades de un candidato presidencial
A pocos días de cumplirse un año de su operación por un absceso pélvico y de su primera intervención por un tumor cancerígeno –que tuvo lugar el 20 de junio en Cuba– el presidente Hugo Chávez deberá descubrir la carta que ha guardado durante meses dentro de su estrategia en busca de otra reelección.


El lunes 11 de junio vencerá el plazo de inscripción para los candidatos a la presidencia y la pregunta que queda es sí Chávez acudirá en persona a la sede del ConsejoNacional Electoral en Caracas para formalizar su candidatura, con miras a las elecciones del 7 de octubre.

El propio oficialismo se ha encargado de generar dudas, al sugerir que Chávez podría hacer su inscripción llenando un formulario por Internet y dejando en suspenso la fecha para su eventual presentación en el CNE.

Además, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) negó reiteradamente un plan B en caso de que la enfermedad no le permita al mandatario presentarse a las elecciones, descartando cualquier debate sobre un sustituto.

El plazo de inscripciones para los candidatos fue fijado entre el 1 y el 11 de junio y la formalización de las aspiraciones representará una medición de fuerzas, ya que los candidatos pueden ser acompañados por manifestaciones de simpatizantes rumbo al ente electoral.

El candidato opositor Henrique Capriles Radonski reservó para el 10 de junio la fecha de su inscripción, con una convocatoria a sus partidarios a una marcha por Caracas.

Desde la primera operación de cáncer, de la que Chávez informó oficialmente al país desde Cuba diez días más tarde, la incertidumbre ha rodeado su aspiración a la reelección. Por ello, los venezolanos ven el período hasta el 11 de junio como un paso clave que podría revelar las condiciones de salud del mandatario.

El país sabe de la enfermedad sólo por los detalles que Chávez ha ido dando durante un año, sin aclarar la ubicación exacta y su extensión, aunque se refiere a las “cicatrices” en su abdomen.

En los últimos 12 meses, el mandatario ha viajado al menos 11 veces a Cuba, donde se operó del primer tumor y de la recurrencia del cáncer, además de someterse a tratamientos de quimioterapia y radioterapia.

Ha permanecido en Cuba unos 90 días, pero pese al percance de la enfermedad y el tratamiento, Chávez mantuvo sus atribuciones de gobernante y sólo un corto período delegó algunas funciones en la vicepresidencia.

El cáncer provocó un cambio radical en las apariciones públicas de Chávez, quien durante 13 años fue para el país un personaje omnipresente, con repetidas y prolongadas intervenciones en radio y televisión. En los últimos meses se ha limitado a esporádicas apariciones públicas, con llamadas telefónicas y mensajes por la red social Twitter, como sus únicos medios de comunicación.
El portal de debates Analítica.com cuestionó en su más reciente editorial el uso proselitista de la enfermedad de Chávez, lo que afirmó busca crear más incertidumbre entre los venezolanos.

“Es increíble como frente a una realidad como lo es la enfermedad, aparentemente terminal del Presidente, exista una lucha soterrada por la sucesión y que los distintos órganos del Estado se presten a crear mayor incertidumbre”, dijo.

Calificó de “increíble” que el CNE apuntara a la posibilidad de que para la inscripción de Chávez se puede habilitar una tienda de campaña para que se “inscriba sin tener que subir escaleras”.

“Entonces cabe la pregunta si Chávez está tan enfermo que no puede asumir como cualquier mortal el acto de inscribirse ante el CNE, ¿cómo puede pretender gobernar con las limitaciones que hoy tiene? Lo decente y humano sería facilitarle la renuncia y que pueda, junto a su familia, seguir el curso natural de su enfermedad sin tener que someterse al estrés de una campaña electoral”, expuso.

Al respecto, explicó que el PSUV debería “ponerse de acuerdo y presentarle a Chávez una fórmula unitaria, si es que pueden, de quien es la persona más adecuada para ser portaestandarte del chavismo”.

Los mencionados como posibles sustitutos electorales son el vicepresidente Elías Jaua, el canciller Nicolás Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quienes aseguraron en público que no tienen planes de tomar el lugar del líder bolivariano.

Pese al ambiente expectante, el oficialismo ha concentrado la precampaña en la difusión de distintas encuestas que aseguran que Chávez conserva una ventaja abrumadora sobre Capriles en las preferencias de los votantes.

El analista político y ex presidente del CNE, Eduardo Semtei, aseguró que los pueblos tienden a rechazar a los candidatos enfermos, a pesar de que generen una simpatía inicial.

“Al principio hay incertidumbre, pero si se evidencia que no puede seguir, las personas abandonan la opción. Los pueblos no votan por candidatos enfermos. Las campaña electorales son para que los candidatos busquen los votos en la calle, frente a la gente”, señaló.

El columnista político Carlos Blanco alertó que la enfermedad de Chávez tiene al país con una especie de “piloto automático”, por la desaparición “en la práctica” del ejercicio presidencial, pues toda la atención se concentra en la condición de salud del mandatario.

Mientras, las cámaras esperan el momento en que el mandatario inscriba su candidatura para seguir los detalles lo más cerca posible.
TalCualDigital

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