Por: VenEconomía
Uno de los tantos lados oscuros de la intervención del Gobierno a bancos y casas de bolsa es el haberle negado al inversor y a las instituciones intervenidas hacer efectivo libremente sus instrumentos denominados en dólares.
Hasta ahora, bancos, casas de bolsa y sus clientes, en vez de vender los bonos denominados en dólares contra pago en dólares, se han visto forzados a venderlos contra pago en bolívares a tasas de cambio oficial, lo cual les ha ocasionado ingentes pérdidas tanto a los entes financieros como a sus clientes.
Todo indica que el Gobierno está pensando institucionalizar esta perniciosa práctica de obligar a las instituciones y a los particulares a vender los bonos denominados en dólares de la República y de PDVSA, contra pago en bolívares a precios por debajo del mercado.
El 29 de marzo el Banco Central de Venezuela, cumpliendo con un lineamiento (artículo 53) de la Ley de Instituciones del Sector Bancario que había pasado casi desapercibido por los analistas, remitió a las instituciones financieras una circular para ordenarles que entregaran antes del 30 de junio al ente emisor la custodia de "todos los bonos, en bolívares o dólares, emitidos o avalados por la República o empresas del Estado, en cartera propia o de terceros, fideicomisos y garantías".
El objetivo de esta transferencia sería el supuesto de "resguardar y proteger el dinero ahorrado y depositado por la gente en el sistema bancario". Algo que causó cierta suspicacia a los analistas, pues las entidades financieras en toda sociedad son los custodios naturales de este tipo de documentos, bien sean propios o de clientes.
Pero la suspicacia parece afianzarse con unas declaraciones del primer vicepresidente gerente del BCV, Eudomar Tovar, que develan el lado más oscuro de esta transferencia de bonos denominados en dólares al Banco Central: Que la custodia del ente emisor de estos instrumentos "impedirá la fuga de capitales".
Preocupa que con esta medida el tenedor de bonos denominados en dólares, quedará a merced el Banco Central, ergo a lo que ordene Hugo Chávez. En adelante, nadie podrá retirar ni vender los bonos su propiedad sin la anuencia del Banco Central.
Lo más grave es que, debido a las políticas restrictivas del Gobierno, los bonos de la República y de PDVSA se habían convertido en prácticamente la única alternativa de inversión disponible al venezolano, la cual ofrecía una combinación razonable de rentabilidad y protección del valor real de los ahorros.
Ahora, se le cierra la última de las puertas que le quedaba al ahorrista en Venezuela.
Hasta ahora, bancos, casas de bolsa y sus clientes, en vez de vender los bonos denominados en dólares contra pago en dólares, se han visto forzados a venderlos contra pago en bolívares a tasas de cambio oficial, lo cual les ha ocasionado ingentes pérdidas tanto a los entes financieros como a sus clientes.
Todo indica que el Gobierno está pensando institucionalizar esta perniciosa práctica de obligar a las instituciones y a los particulares a vender los bonos denominados en dólares de la República y de PDVSA, contra pago en bolívares a precios por debajo del mercado.
El 29 de marzo el Banco Central de Venezuela, cumpliendo con un lineamiento (artículo 53) de la Ley de Instituciones del Sector Bancario que había pasado casi desapercibido por los analistas, remitió a las instituciones financieras una circular para ordenarles que entregaran antes del 30 de junio al ente emisor la custodia de "todos los bonos, en bolívares o dólares, emitidos o avalados por la República o empresas del Estado, en cartera propia o de terceros, fideicomisos y garantías".
El objetivo de esta transferencia sería el supuesto de "resguardar y proteger el dinero ahorrado y depositado por la gente en el sistema bancario". Algo que causó cierta suspicacia a los analistas, pues las entidades financieras en toda sociedad son los custodios naturales de este tipo de documentos, bien sean propios o de clientes.
Pero la suspicacia parece afianzarse con unas declaraciones del primer vicepresidente gerente del BCV, Eudomar Tovar, que develan el lado más oscuro de esta transferencia de bonos denominados en dólares al Banco Central: Que la custodia del ente emisor de estos instrumentos "impedirá la fuga de capitales".
Preocupa que con esta medida el tenedor de bonos denominados en dólares, quedará a merced el Banco Central, ergo a lo que ordene Hugo Chávez. En adelante, nadie podrá retirar ni vender los bonos su propiedad sin la anuencia del Banco Central.
Lo más grave es que, debido a las políticas restrictivas del Gobierno, los bonos de la República y de PDVSA se habían convertido en prácticamente la única alternativa de inversión disponible al venezolano, la cual ofrecía una combinación razonable de rentabilidad y protección del valor real de los ahorros.
Ahora, se le cierra la última de las puertas que le quedaba al ahorrista en Venezuela.
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