Por: Teodoro Petkoff/TalCual
El rector del CNE Vicente Díaz ha afirmado que el organismo del cual forma parte, en minoría de uno frente a las cuatro señoras que representan a Chávez, que no al partido y al gobierno (aunque, para efectos prácticos, todos son una única y misma cosa), que tiene un evidente "sesgo", dijo, a favor de Chávez.
En cristiano esto significa que el CNE no es, como debería ser, un órgano imparcial, equilibrado, garante y custodio de los derechos electorales de todos los venezolanos, cualquiera sea su definición política. Esto es aún peor dada la existencia de un gobierno y su candidato que se caracterizan por el más olímpico desprecio por todas las formalidades constitucionales y legales. De hecho, la conducta "sesgada" del CNE forma parte del conjunto de la política oficialista.
El "sesgo" es impuesto por un candidato que está dispuesto a todo con tal de asegurarse la victoria. Esa imposición se ha hecho mucho más pesada en los días que corren porque el candidato y su gente no pueden dejar de apreciar que la situación electoral, para ellos, no es la misma de siempre, sino que el fantasma de la derrota comienza a aparecer por los rincones de las sedes del poder. Los planes continuistas comienzan a pistonear porque lo de Capriles, como se vio el domingo pasado en Caracas y dos días después en Maturín y en San Félix, está tomando la forma de un benéfico y arrollador huracán popular. Hoy, ni encuestas chimbas y amañadas ni otros trucos obscenamente ventajistas, pueden contra el fenómeno que está suscitando el candidato democrático en las capas más profundas del pueblo, removidas por una nueva esperanza, que sustituye al disco rayado y repetido en que han devenido Chávez y su gobierno.
Pero, en todo caso, la reprochable conducta del CNE no puede dejarse pasar por alto.
Lo menos que se puede reclamar de la mayoría oficialista del organismo es un mínimo de decencia y hasta de pudor. No puede ser que por un lado convoquen al voto y por el otro lo desestimulen, favoreciendo la abstención. Lo de Miami, constituye otro flagrante abuso de poder, que hace bien difícil a los votantes de ese sitio ejercer sus derechos. Lo que hicieron las cuatro señoras que dominan el CNE este domingo y lunes fue realmente vergonzoso. Negar vanamente, por cierto movimientos y espacios a Henrique Capriles y otorgarle total libertad de movimientos al presidente saliente, Hugo Chávez, fue realmente bochornoso. Vicente Díaz, además, hizo un verdadero memorial de agravios sobre la conducta general de Chávez, caracterizada por violaciones sistemáticas y generalizadas de la Constitución y de la legislación electoral. Todo, con la "complicidad" no hay otra manera de calificarla de la mayoría oficialista del CNE. Esta conducta es inaceptable y debe ser erradicada de inmediato. Estaremos pendientes.
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