Las expropiaciones ya llegaron incluso al campo de la política partidista. A Didalco Bolívar, quien estando en Perú hablaba pestes del “régimen” que debía terminarse ya, lo vimos el lunes cuadrándosele militarmente a Chacumbele.
Claro que el asunto no es de gratis: el hombre ya ni se preocupa por los 19 juicios de corrupción que le montaron y que lo llevaron al exilio hasta que negoció su regreso.
Su premio es su particular mecate pa’ que se cuelgue y jale bastante. Pero la calle le dice otra cosa porque la gente está clara en que la voluntad de quienes votan y quieren cambios no se expropia junto a los símbolos. No importa si ponen a obreros de la alcaldía a borrar las evidencias.
No hay quien tape la realidad. Más fuerza va a tomar la tarjeta unitaria con cada atentado del gobiernito a los partidos que apoyan a Capriles. Lo mismo pasa con el PPT. Quédense con esos meros instrumentos, mientras el sentimiento, la esperanza y el voto se van con la opción del progreso. El huracán ya no lo para ni Luisa Estella.
TalCualDigital
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