Laureano Márquez, ha sido vilipendiado de una forma injusta, repugnante, vergonzosa e innecesaria, como respuesta a un homenaje que le escribió a Aquiles Nazoa
CLAUDIO NAZOA/TalCualDigital
Revolucionario es aquel que quiere cambiar su entorno para progresar y avanzar. Es aquel que forja el futuro de la humanidad con base en la inteligencia, el humor y el amor. Difícil lo tengo hoy, cuando mi amigo y compadre, Laureano Márquez, ha sido vilipendiado de una forma injusta, repugnante, vergonzosa e innecesaria, como respuesta a un bello homenaje que le escribió a mi padre: "El Humor Según Aquiles"; por favor, búsquenlo, léanlo y juzguen. Les aseguro que aunque usted apoye al gobierno, no encontrará ofensa alguna contra Aquiles o Chávez.
Lamentablemente, parte de mi familia no escapa a esta peligrosa división que hoy separa a los venezolanos. Se han autonombrado como únicos dolientes encargados de todo lo relacionado con mi padre, y han hecho circular una especie de comunicado vergonzoso que han firmado hasta parientes fallecidos.
No tengo nada contra ellos, son mi familia y los quiero (a unos más que a otros), y ellos saben que a pesar de nuestras diferencias ideológicas, no pierdo momento para demostrárselo. Desgraciadamente, ellos han sido inoculados por el veneno del odio irracional de esta involución. Mi madre, de 92 años, viuda de Aquiles Nazoa, mis hermanos: Raúl y Mario, queremos dejar constancia de absoluta solidaridad con Laureano Márquez, nuestro amigo y hermano.
Mi hijo Daniel Nazoa, me pidió contestar esta absurda infamia, y este es su texto: Laureano, si hay alguien que puede hablar con propiedad de mi abuelo, somos sus hijos y sus nietos, y en nombre de ellos, quiero agradecer tus magníficas palabras, sobre todo porque sé de tu admiración y respeto hacia él.
Tuve el infortunio de leer la respuesta llena de odio y de absurdo rencor que recibiste de una parte de mi familia. Te ofrezco disculpas por eso. Me gustaría que supieras que otrora, nuestras diferencias familiares no nos afectaban. Mis referencias más importante son mi abuela, mi papá y mis tíos, que independientemente de su inclinación política, siempre nos inculcaron bonitos sentimientos y mucho respeto.
Basándome en el legado que ha dejado mi abuelo en su obra y en las anécdotas que me cuentan mi abuela y mi papá, tengo la certeza absoluta de que él habría sido un gran admirador de tu trabajo, porque a él no había forma de engañarlo con falsos profetas, y sólo era capaz de halagar y disfrutar de trabajos bien hechos.
Quiero que sepas que eres parte de la familia. Mi abuela te considera un hijo y por ende, eres un tío para mí. Que estas palabras sirvan para animarlos a ti, a mi papá y a todos esos grandes humoristas para que, con esa sagacidad, temple y finura con los que desarman la maldad, sigan siendo la voz de muchos.
Críticas como las que injustamente recibiste, son un duro nutriente que debe fortalecerte, porque ese tipo de reacción sólo quiere decir que has dado en la tecla, y que estás en el camino correcto. Confío en que seguirás esgrimiendo la afilada pluma con la que realizas una autopsia para escudriñar en la verdad.
La libertad está de nuestro lado, Laureano; que esto te anime, al igual que ocurrió con mi abuelo, a seguir con tu importantísima y nada fácil labor. El humor es lo que más encoleriza a algunos miembros y seguidores de este gobierno. Si hubiera que expedirte una suerte de permiso para que usaras la obra de mi abuelo, en la lucha para recuperar nuestro país, cuenta con mi bendición, de la cual, estoy seguro, se harán eco los descendientes directos de mi abuelo Aquiles.
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