Por: Xabier Coscojuela Amaya/TalCual
14 años de desarrollo del proyecto chavista es más que suficiente para saber que no le augura un futuro positivo para el país. No vamos a hacer un balance sobre la obra física, pues en esa materia están bien raspados. Ni una autopista de mediana jerarquía han construido.
La de los llanos se está haciendo desde el gobierno de Luis Herrera Campins y todavía no se concluye. Algo similar ocurre con la que debía conectar a la capital del país con Barcelona. Las misiones sociales evidentemente han tenido un impacto positivo en buena parte de la población y de allí deriva, aparte del carisma del fallecido presidente, el apoyo que la mayoría de los venezolanos expresó hacia Hugo Chávez. Sin embargo, hay que destacar que ni el propio líder del chavismo confió en el sistema de salud nacional, su tratamiento fue hecho casi exclusivamente en el exterior. Y luego de 14 años las misiones siguen extendiendo el estado de emergencia nacional, y sus necesarios planes de asistencia, en vez de potenciar estructuras estatales formales auditables, con metas claras, financiadas no por la caja chica de Pdvsa sino por los impuestos. Eso no, porque los tributos se van en estructuras paralelas ineficientes.
Ahora, las razones para apoyar a Capriles van más allá de la obra física e incluso de las intervenciones sociales del actual gobierno. Tienen que ver con el modelo político que pretenden instaurar. Aunque quieran disimularlo y se den golpes de pecho con la Constitución, para nadie es un secreto que les encantaría replicar en el país lo que se ha hecho en Cuba, exacerbando el nacionalismo, desconectándose del mundo y, aunque físicamente no se puede, rodearnos de agua para separarnos de la realidad mundial. No creen en las libertades políticas y económicas. Son burguesas, dicen.
Pero la realidad es que al país le conviene el triunfo de Capriles para que exista una real separación de poderes. Para que la Fiscalía y los tribunales no sigan siendo utilizados para perseguir, encarcelar y obligar al exilio a una cantidad importante de compatriotas, o para beneficiar a los amigos de la cúpula roja, hacerse la vista gorda de negocios turbios y hasta servir como brazo ejecutor, con mazo y todo, del partido gobernante.
Para que no tengamos una Sala Constitucional que interprete la Carta Magna siempre a conveniencia del Ejecutivo.
Estamos seguros que con Capriles en Miraflores cesarán los ataques a los medios de comunicación, una constante que ha estado presente en los 14 años de chavismo. Desde la sede del Ejecutivo no han aplicado en este aspecto el método cubano, todavía.
Se han hecho más refinados. A RCTV no le renovaron la concesión. A medios como Talcual le aplican multas y atemorizan a los anunciantes para que no pauten en sus páginas. La última novedad en esta materia es la compra de Globovisión por un empresario "amigo" del proceso, luego que le aplicaron multas por cualquier concepto para hacerla "financieramente inviable".
Apostamos al triunfo de Capriles para que tengamos una educación plural y no partidizada como la pretende el chavismo. Una educación de calidad para todos. Donde lo establecido en la ley sobre el número de días de clase se cumpla y no se suspendan las actividades por cualquier cosa. Apostamos a que haya un triunfo y un cambio de gobierno pronto para contar también con un sistema económico que funcione, donde la inflación se controle y pueda ser de un dígito, donde los salarios rindan, donde las inversiones se respeten, donde salirse de la "cesta básica" no sea un concepto burgués u oligarca, como pretende instaurarlo, sino un ejemplo de fluidez comercial y movilidad socioeconómica. Por un Estado donde impere la justicia social y no el chantaje, el intercambio de asistencia a cambio de votos y la exclusión como norma, donde el que no se asume militante del proceso, al menos debe callarlo para evitar que lo condenen a dejarlo por fuera.
Si cada quien hace un ejercicio pequeño, puede darse cuenta que tiene muchas razones para votar por Capriles y hacerlo victorioso, más allá del miedo, más allá de la amenaza absurda de "te van a quitar tal o cual cosa". En verdad, hasta al PSUV le conviene el triunfo de su contendor para así reevaluarse, reestructurarse y convertirse quizá en un movimiento serio, en un partido político (que forme parte de un todo tomando el cuenta al resto del país) y no en un ejemplo de demagogia barata, improvisada y negadora del otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario